La Fundación Five Words presenta las Cinco Palabras de este mes.
El pasado mes de febrero, nuestra compañera Amparo Lezcano asistió a Radio Diversiones como invitada al programa de contenido social Buena Gente, para hablar del trabajo que lleva a cabo la Fundación Five Words.
- RADIO
- INCLUSIÓN
- DIVERSIDAD
- DIFERENCIA
- FELICIDAD
MARIANO FRESNILLO POZA
Escribe tu relato solidario siguiendo las siguientes normas:
1. Extensión máxima 100 palabras.
2. No se cambiará la posición de las palabras.
3. No se modificará el género ni el número de las palabras proporcionadas.
* Se eliminarán los relatos que no cumplan las normas.
NOTA: Nos reservamos el derecho de la publicación de los relatos. Se eliminarán relatos ofensivos o insultantes hacia cualquier país, pueblo, animal o personal que puedan herir la sensibilidad del lector.
1. Incluir las cinco palabras publicadas semanalmente a través de la web – manteniendo el orden en que se han ofrecido – sin modificar género ni número
2. Extensión máxima: 100 palabras
3. Idioma: español
Este juego literario ha sido una herramienta para dar difusión, no solo a los propios escritores y sus relatos, sino también a las causas mensuales con las que la Asociación ha estado colaborando. En marzo de 2023 la Asociación Cinco Palabras se transforma en la Fundación Five Words, que pretende dar continuidad a la labor realizada por la Asociación en sus 10 años de vida, manteniendo su Misión de “Hacer un mundo más digno a través del Arte”. En coherencia con este objetivo, la Fundación Five Words (en adelante, la Fundación) pone en marcha este concurso de microrrelatos, para fomentar la escritura y promocionar a los escritores que, a su vez, con sus relatos, ayudarán a la difusión de las causas solidarias mensuales de la Fundación. El Concurso mantendrá las reglas del juego literario antes detalladas y constará de dos fases: mensual y final. La primera edición de este Concurso dará comienzo el día 1 de abril de 2023 y finalizará a las 23.59 horas del 29 de febrero de 2024 (hora peninsular española). El premio está dotado con 5000 euros, distribuidos de la siguiente forma:
ES POR TÍ, VALENCIA
ES POR TÍ, VALENCIA
Radio Diversiones fue un escalón más en su vida, aquel que le había llevado a entrevistar a una de las víctimas.
La inclusión en el programa fue forzosa.
Diversidad de contenidos le decía a sus compañeros, aunque la realidad era que Valencia le había roto el corazón. Siempre quiso crear la diferencia y ahora no sabía cómo llevarla a cabo. Una centena de muertos, el agua inundando las calles, la felicidad de su madre impregnada en el rostro antes de que el agua la arrancase de sus brazos… era demasiado.
Lo hacía por ella.
Lo hacía por todos.
UN PASO MÁS HACIA LA FELICIDAD
Antonio abandonó su puesto de seguridad del centro comercial para trabajar en la radio local. Cuando contrató a aquella chica ciega como guionista fue bastante aplaudido, por practicar la inclusión y darle diversidad a la plantilla. Su programa era el más escuchado. Cumplir su sueño no conllevaba gran diferencia de sueldo, pero era un paso más hacia la felicidad. Todo eran mieles hasta que una apendicitis le obligó a ausentarse y Amira hizo también de locutora. Era tan buena que se quedó el micrófono.
— Lo peor, es que ahora es mi programa favorito —pensaba mientras daba vueltas a la porra.
ES POR TÍ, VALENCIA
Radio Diversiones fue un escalón más en su vida, aquel que le había llevado a entrevistar a una de las víctimas.
La inclusión en el programa fue forzada.
Diversidad de contenidos le decía a sus compañeros, aunque la realidad era que Valencia le había roto el corazón. Siempre quiso crear la diferencia y ahora no sabía cómo llevarla a cabo. Una centena de muertos, el agua inundando las calles, la felicidad de su madre impregnada en el rostro antes de que el agua la arrancase de sus brazos… era demasiado.
Lo hacía por ella.
Lo hacía por todos.
Buscando
Feli escuchó por radio que había una nave estelar aparcada en carga descarga. Cuando llegó, los invasores del espacio, que eran de color pistacho y medían tres metros, dijeron que venían de Arrakis a devolvernos la visita. La agente contestó que estaba a favor de la inclusión y la diversidad entre todos los habitantes del Universo, pero, a diferencia de ellos, nosotros nunca había estado en su planeta, así que una excusa tan tonta no les libraría de la multa. El alienígena la llamó por su nombre: Felicidad, y le explicó que a quien venían buscando era a nuestra fantasía.
ANA Y YO
Hoy en la radio han hablado de inclusión y diversidad. Yo nací con la cola. Mis padres se asustaron cuando la vieron salir de la vagina de mi mamá, larga como la liana de Tarzán, y desde entonces siempre había sido nuestra vergüenza.
Al empezar la escuela, por temor que me tomaran el pelo, la escondía bajo largas faldas. Pero un día, cayendo, Ana la vio.
«¡Qué maravilla!» exclamó, abriendo los ojos desmesuradamente. Luego se recogió el pelo y me mostró sus grandes orejas puntiagudas. Nos echamos a reir y eso hizo la diferencia, porque desde entonces empezó nuestra felicidad.
Ana y yo
Hoy en la radio han hablado de inclusión y diversidad. Yo nací con la cola. Mis padres se asustaron cuando la vieron salir de la vagina de mi mamá, larga como la liana de Tarzán, y desde entonces siempre había sido nuestra vergüenza.
Al empezar la escuela, por el temor a que me tomaran el pelo, la escondía bajo largas faldas. Pero un día, cayendo, Ana la vio.
«¡Qué maravilla!» exclamó, abriendo los ojos desmesuradamente. Luego, recogiéndose el pelo, me mostró sus grandes orejas puntiagudas. Nos echamos a reir y eso hizo la diferencia, porque desde entonces empezó nuestra felicidad.
(He escrito «por el temor a que» en lugar de «por temor que» y «recogiéndose» en lugar de «se recogió»).
El relato que envíes al concurso será el que participe, asegúrate de enviar el correcto.
Gracias por avisarme. Acabo de volver a enviar mi microrrelato. Espero que haya llegado.
Saludos.
Muchas gracias por tu comentario, María Antonieta!
A mí también me gustó tu relato, es muy original!
Gracias, Damian. Me alegra saber que te haya gustado.
ACADÉMICO
−Se oyen en la radio y en la tele las palabras «inclusión», «diversidad», «resiliencia»… El problema es que las palabras se agotan con el uso, pierden significado.
−¿Cree usted que abusamos de palabras como «libertad», «amor» o «justicia»?
−Sí, lo creo. La diferencia entre manosear la palabra «libertad» y creer en esa ilusión es considerable. Dar clases sobre la felicidad, como hacen los santurrones de la autoayuda, desvirtúa la palabra…
−¿Cree de veras que puede alguien maltratar las palabras?
−Bueno, nadie es propietario de ellas, pero todos los enamorados nos sentimos dueños del objeto de nuestro amor…
Sueños
Hoy soñé que escuchaba por la radio que la RAE aprobaba la inclusión de una nueva definición en el diccionario: «DIVERSIDAD: condición de cosas o elementos distintos en los cuales precisamente la diferencia marca la riqueza del conjunto». Desperté presa de una bonita sensación de felicidad cuando mi pequeña me zarandeó pidiéndome el desayuno, como cualquier niña de su edad, aunque para los demás ella sea tan distinta.
Prolepsis
Prendió la radio, se sentó en su sillón viejo que casi gemía al sopesar la pesadumbre de su sangre. El locutor hablaba de inclusión, defendía la diversidad de gustos y pensamiento, un libre albedrío capaz de reformar la vida amarga de la mayoría; pero, para él, todo sonaba absurdo, no encontraba la verdadera diferencia entre el pensamiento propio y los dogmas inculcados, todo parecía farsa, un invento absurdo similar a la felicidad. Harto de las estupideces que escuchaba, decidió apagar el aparato, pero muy en su interior, el locutor se seguía escuchando.
El arca de Irtula
Cientos éramos los que esperábamos en la plataforma, era descomunal, de unos cinco quilómetros de radio. La temática era la inclusión, todo tipo de formas de vida inteligente nos habíamos congregado en Irtula para viajar a Alfa Centauri. El objetivo era llenar el arca con toda la diversidad posible, así podríamos evitar el cuello de botella del viaje al mandar solo una parte de la sociedad. La única diferencia sería que estaríamos a cientos de años luz de nuestro hogar. La felicidad me embargó, iba a formar parte de algo nuevo, nunca nos habíamos expandido intergalácticamente.
Me encanta
Muchas gracias
Título: RAÚL
La RADIO y la televisión le acompañan siempre que está en casa. Es una manera de no sentirse solo.
Después de todo lo acontecido en su vida, necesita sentir INCLUSIÓN para estar integrado y encontrar en sus familiares y amigos, todo lo que el destino cruel le arrebató. Existe una gran DIVERSIDAD de personas y entre tantas, su DIFERENCIA le hace ser único y mejor que el resto.
Ha perdido mucho… todo, pero la vida, también, le proporcionó los apoyos necesarios, para poder conseguir una nueva vida llena de FELICIDAD, porque él se merece lo mejor.
Principios
En un radio de cinco kilómetros todo aparecía arrasado. “Experimento de inclusión”, lo llamaban. Criaturas de laboratorio mezcladas con especies autóctonas. Un proyecto innovador para mejorar la diversidad en entornos selváticos. El joven biólogo disentía. No hallaba la diferencia entre el bien y el mal. Cada vez más animales muertos y menos vegetación. Recordó la cara de felicidad de su madre cuando supo que había conseguido un trabajo ético y decidió abandonar. No podía defraudar la educación recibida de ella. Cuando sonó la sirena a la mañana siguiente, él ya volaba lejos del horror y en dirección a sus brazos.
A un paso
Ocho plantas serán suficiente.
¡Olvidé dejar una nota! Estoy tan cansado… ¿De qué serviría? ¿Para dejar un triste papel que será mojado por lágrimas desconsoladas?
Solo un paso para… ¿la nada, el cielo, o iré al infierno porque es pecado abandonar así este mundo?
No hay recursos públicos suficientes para las enfermedades de la mente, solo para las del cuerpo.
No sale en la RADIO, y aunque se habla mucho de INCLUSIÓN y de DIVERSIDAD, la DIFERENCIA nosotros somos invisibles. Y aquí estoy yo, nunca conocí la FELICIDAD y a un paso…
RUTH VUELVE A SER LIBRE.
Ese día Ruth dejó de encender la radio. Sentía serias dudas de su inclusión. Conocía bien la diversidad; pero observaba,
que a la mayoría de las personas les daba miedo cierta diferencia.
Cuando su psiquiatra le pregunto si estaba totalmente segura de hacerlo: ella contesto con profunda firmeza que sí.
Allí conocía la felicidad.
A la mañana siguiente, Ruth regresó al bosque de las sílfides. Donde su unicornio plateado acudía todos los días a lengüetearle su melena gris.
En el informe su psiquiatra redactó: Ruth, por propia voluntad, abandonó irreversiblemente su medicación.
La palabra correcta es «lengüetearle» en lugar de «lengüeteare»
ENEMIGO PUBLICO
Los presos de la cárcel de Soto del Real esperan con ansia el programa de radio nocturno. No solo rompe el silencio sino que les ayuda a la inclusión y los humaniza. Desde el módulo cinco Enemigo Público relata en sus cartas la diversidad de situaciones que emocionan, la poca diferencia que hay entre ellos y nosotros. La felicidad de unas palabras anónimas que llegan como un rayo de esperanza. Cuando les parece que no queda nada, los mensajes a través de las ondas atraviesan muros y los hacen libres.
Marie
El radio es mayor en cada circunferencia concéntrica que dibuja. Recuerda lo difícil que fue su inclusión en los círculos científicos parisinos: mujer, extranjera, diferente.
La diversidad de su mente, que muchos no comprendían, la hacía única: memorizaba series interminables, detectaba variaciones imperceptibles… Esa diferencia, tildada de enfermiza, era su verdadero don.
Ahora, sus dedos acarician la felicidad sobre otro tipo de radio; uno que, como ella, brilla desde la oscuridad de la pechblenda.
Aquella polaca obstinada, Marie Skłodowska, no solo lo ha descubierto y ha prestigiado al apellido Curie: ha demostrado que el genio habita en mentes extraordinarias.
UNA MAS DE ESTE MUNDO
Todas las mañana encendía la radio a la misma hora y escuchaba a la locutora. Aquella mañana preparó su café, pero el parlamento, fue diferente. Subió el volumen casi al máximo, para poder, al fin, escuchar la palabra inclusión en personas con enfermedades autoinmunes. Rosa, esbozó una sonrisa. La diversidad funcional que llevaba arrastrando toda la vida, saldría a la luz, y sin querer cuando todos lo sepan, iba a marcar la diferencia. Su corazón brincaba por la felicidad que sentía en ese momento por dentro. Ya no era distinta, era, sin querer, una más de este mundo.
RAÍCES
La radio llenaba la pequeña habitación de Koffi con palabras en español, un idioma que aún estudiaba con paciencia y hablaba con torpeza. Migrante en una tierra que apenas empezaba a entender, escuchaba historias sobre diversidad, un concepto que había aprendido a sentir en cada mirada, en cada esquina de su nueva vida. Las voces hablaban de inclusión, de abrazar la diferencia, lo extranjero, como propio. Entre las pausas y los silencios, Koffi encontraba más que palabras: descubría un eco de pertenencia, una tenue felicidad, inesperada, al saber que quizás, en este país extraño, también podría echar raíces.
Este relato incumple nuestras reglas no podría concursar. Lee las Bases Legales del concurso por favor.
LA VIDA COTIDIANA
A primera hora de la mañana, abro la puerta, me siento, ajusto los retrovisores, pongo la radio en el coche: música, anuncios, noticias…
Noticias, hablan de lo ocurrido en estos días, que si tiene que haber más respeto, que si tenemos que tener un vocabulario con más inclusión feminista, donde la diversidad sea la base de un mundo más tolerante… bla, bla, bla.
Sigue sonando: Noticias, música, anuncios… Anuncios, donde la diferencia de unos y otros es lo que prima, lo que te hace especial, diferencia de edad, de estatus, de color…
Sigue sonando: Anuncios, noticias, música… Música, felicidad.
Llegamos.
EL ELIXIR DE LA JUVENTUD
Apagó la radio. La inclusión de un viejo segmento lo invadió de recuerdos sobre su infancia cuya diversidad lo asombró. Volvía a sentirse acobijado en el sillón de los abuelos. La diferencia: veinte años de su vida que de pronto pensó que nunca existieron. Lloró de felicidad. Había encontrado la verdadera máquina del tiempo, un elixir de la juventud interior.
A PRIMERA VISTA
La radio hablaba sobre la importancia de la inclusión y la diversidad entre el bullicio del vehículo escolar, que parecía ajeno al programa.
Arturo, solo un día más en su asiento, apoyó la cabeza en el cristal del autobús. Cuánto cambiaría todo si aquellos chicos supiesen lo que se siente. La diferencia era que ellos no conocían esa sensación. La de no encajar, de esconderse en uno mismo, de temer ser visto como “raro”.
-“¿Puedo sentarme contigo?”
Apartó la mirada del cristal y vio a Carlos, sonriendo. Asintió, mirándolo a los ojos, y tras mucho tiempo sintió felicidad.
CAVERNÍCOLA
Habían ido a la radio a hablar de la inclusión social de las personas con diversidad funcional. Uno de ellos era poeta, otra ilustradora y otros dos eran miembros de una banda de rock and roll. Todos trabajaban y tenían vidas independientes. Llamó un mamarracho y se mofó de la dificultad de los muchachos para expresarse verbalmente. El poeta le contestó que la única diferencia entre ellos y él era que ellos vivían en la felicidad más absoluta, pese al rechazo mostrado por la sociedad, y que eran inmunes a su veneno porque procedía de la ignorancia y la incultura.
GRUPO DE COSTURA Y UNA MÁS
Se sentaron en el patio, colocaron a Susanita aparte para que no molestara, encendieron la radio y comenzaron a bordar.
Era la hora de la telenovela. El locutor habló: “Antes de comenzar queremos pedir a la sociedad la inclusión de las personas con discapacidad”. – Todas miraron a Susanita. – “El gran número y diversidad de estas personas ya es motivo suficiente para escucharlas. ¡Escuchemos! Ellas sienten y aman igual que el resto sin diferencias en nuestros corazones. También merecen la felicidad” “¡Ahora presentamos!: La sobrina…”
Susanita escuchaba silenciosa, apartada y olvidada porque sus manos nunca podrían bordar. Todas la miraron, pensativas.
Tu oportunidad
En la radio paró la música y se empezaron a oir las palabras del locutor:
“Se ha puesto en marcha el programa del ayuntamiento a favor de la inclusión de las personas con diversidad funcional. El próximo mes se realizarán actividades especialmente dirigidas a un colectivo que, con diferencia, está muy necesitado: los que padecen falta de empatía. Se busca gente que colabore en el programa compartiendo su felicidad con ellos”.
— ¿Has oído eso? Te deberías apuntar.
— ¿Yo, por qué lo dices? No me gustaría mezclarme con cualquier tipo de gente.
— Si, por eso mismo lo digo.
La fórmula de la inclusión
Un día más,vuestro programa de radio “Adelante con la vida”.
Hoy entrevistamos a una persona que ha sido capaz de hallar la difícil fórmula de la inclusión social.
-Dr. Mancini, bienvenido. ¿Puede decirnos en qué consiste?
– Querido Mariano, con mucho gusto, es muy sencilla, aunque lo evidente siempre es complejo de encontrar.
La fórmula es: Diversidad más diferencia elevadas a felicidad.
-¿Supone su resultado un beneficio social inmediato?
– No cabe duda. Pero solo funciona si se aplica con sinceridad.
– Le felicitamos y nos alegra haber contribuido a difundir este descubrimiento tan necesario.
De aquellos lodos, este pueblo
La radio puso voz a la esperanza, noticias de manos y botas de otros pueblos que habían llegado a hacer suyo el barro de Valencia. La inclusión fue el paraguas de aquella tormenta compartida. El milagro: la diversidad de rostros, acentos y callos alineados en un solo esfuerzo, sin preguntar nombres ni origen. La diferencia se deshacía con el agua como se deshicieron las calles la noche anterior; todos eran hermanos, brazos, palas, manos que se pasaban el cubo lleno de agua sucia, de esperanza. La felicidad era ese calor que queda en los hombros cuando llevamos el peso juntos.
IN MEMORIAM
Apagó la RADIO. Hacía poco tiempo que había muerto Freddie y no podía escuchar ninguna sus canciones sin echarse a llorar. Recordaba su INCLUSIÓN en el grupo, cómo consiguió que le aceptaran. No iba a sus fiestas, pero le admiraba. El día de su último cumpleaños fue un homenaje a la DIVERSIDAD. No pudo excusarse. Había gente de todas las orientaciones. Muchos cantantes famosos acudieron. Excesos, lujo, derroche, pero también diversión. Aceptaba la DIFERENCIA, pero él no era igual, prefería la familia. A pesar de todo, tenía la certeza de que Mercury estuvo más cerca que nadie de la FELICIDAD.
Singrafista, Noviembre 2024
AIMEE Y CARMEN
Aimee escuchaba la radio mientras se vestía con su sedosa mushanana verde. Intentaba así controlar sus nervios. Hablaban sobre inclusión social y, aunque todavía pensaba en Suajili, entendía casi todo el vocabulario. Sobre su cama una diversidad de pañuelos esperaba su elección. Con el azul y frente al espejo su piel oscura parecía iluminarse con los colores escogidos. Nunca se vio más hermosa.
Por la puerta asomó Carmen, que, a diferencia de ella, aparentaba tranquilidad. Su nuevo pelo rojo realzaba su pálida piel. Se miraron y admiraron mutuamente.” ¿lista?”, preguntó.
Cogidas de la mano partieron al juzgado plenas de felicidad.
¡Veintinueve de octubre!
¡Qué suene ya el radio despertador! Hoy tengo una conferencia de inclusión laboral.
Estoy flotando, las calles están inundadas; el agua arrastra diversidad de muebles, vehículos y cadáveres a su paso. Escuchó llantos, gritos.
Ahora veo a mi madre: está desesperada, inmóvil; llora sentada, a diferencia de una multitud de personas desconocidas que sacan barro de mi casa y de las calles… Esta situación me inquieta; quiero volver a nuestra rutina, sentir la felicidad de la que disfrutaba. Mamá, ¡despiértame ya, por favor! No quiero verte llorar más. Estoy aquí, aunque no sé dónde.
Creo que esto no es una pesadilla.
Me gusta mucho, pero no entiendo el sujeto del verbo «Escuchó» .
Lo siento, obviamente hay un acento donde no debe; realmente es un verbo en presente. Estar viviendo esto en primera persona es duro.
En realidad lo había entendido. Quería sólo que lo corrigieras porque es muy bonito.
Espero que todo se solucione pronto.
Muchas gracias, ya lo he corregido.
Veintinueve de octubre
¡Qué suene ya el radio despertador! Hoy tengo una conferencia de inclusión laboral.
Estoy flotando, las calles están inundadas; el agua arrastra diversidad de muebles, vehículos y cadáveres a su paso. Escucho llantos, gritos…
Ahora veo a mi madre: está desesperada, inmóvil; llora sentada, a diferencia de una multitud de personas desconocidas que sacan barro de mi casa , de las calles… Esta situación me inquieta; quiero volver a nuestra rutina, sentir la felicidad de la que disfrutaba.¡ Mamá, despiértame ya, por favor! No quiero verte llorar más. Estoy aquí, aunque no sé dónde.
Creo que esto no es una pesadilla.
NOS VAMOS COMO VIVIMOS
Cierro los ojos y dejo que gratos recuerdos convivan en mi habitación.
Me veo volviendo del colegio, entusiasmado por escuchar la radio con papá; emocionándome con mi inclusión en el equipo de ajedrez del instituto; creciendo con la diversidad de opiniones en las clases de la facultad; compartiendo palomitas en el cine con mi adorada mujer; disfrutando la diferencia generacional con mis nietas, que no necesitan radio, ni ajedrez, ni cine.
Y mientras tanto, en la cama del hospital, sigo esperando sonriente la visita que, abriéndose paso entre mis recuerdos desparramados, me conducirá de la mano a la felicidad eterna…
Me gusta mucho.
Cebrián
Enciendo la radio, arranca turno de noche y para el cierre del programa hay una alerta ovni, la inclusión en el grupo de observación de compañeros, añadió diversidad de puntos de vista:
Patricia: me encargaré de que el sonido sea perfecto.
Manuel: miraré hacia el este en busca de objetos sospechosos o insólitos.
¿Alguien tiene el teléfono para llamar? pregunte.
Pero este instante marcó la diferencia: “ lo veis, lo veis, un punto brillante al este del horizonte”, se hizo el silencio y giramos la cabeza al unísono, pero era otra estrella fugaz.
Todavía sonrío por la felicidad que sentí.
Cebrián
Enciendo la radio, arranca turno de noche y para el cierre del programa hay una alerta ovni, la inclusión en el grupo de observación de compañeros, añadió diversidad de puntos de vista:
– Patricia: me encargaré de que el sonido sea perfecto.
– Manuel: miraré hacia el este en busca de objetos sospechosos o insólitos.
– ¿Alguien tiene el teléfono para llamar? pregunte.
Pero este instante marcó la diferencia: “ lo veis, lo veis, un punto brillante al este del horizonte”, se hizo el silencio y giramos la cabeza al unísono, pero era otra estrella fugaz.
Todavía sonrío por la felicidad que sentí.
Comunicado urgente
La radio y demás medios de comunicación ya difunden la medida radical de la Organización Mundial de la Salud, asumida por la mayoría de los gobiernos del mundo. La normativa decreta la inclusión del mal humor en la lista de afecciones a combatir. Gruñones, cascarrabias y quejicosos en toda su compleja diversidad dispondrán de un apoyo y asesoramiento profesional que, a diferencia de las palmadas en el hombro, miradas compasivas o enfurruñamientos empáticos habituales, pretende ser una medida eficaz para la felicidad propia y, sobre todo, la de sus respectivos entornos.
Maravilloso…
Mamá murió anoche. Estaba escuchando la radio. Por la hora de su muerte, debían estar emitiendo El Faro. Hablaban sobre la necesidad de tomarse una pausa. Disfrutarla. Degustarla. Busqué el podcast. La voz de Mara Torres con la inclusión del tema “Shine on you crazy diamond” de fondo. La diversidad de los matices. La diferencia en las notas. Cerré los ojos. Imaginaba a mamá en la cama. Tranquila. En paz. En calma. Llevada por las ondas a los brazos de Morfeo, primero. Después, siendo recibida con los suyos allá arriba. Con felicidad. Con una sonrisa. Así la encontramos.
MEJOR NO
– Oye, Irene. –dije, sin alzar mucho la voz. -¿Y si ponemos la radio mientras limpiamos?
Irene me miró. Sopesando la inclusión de un nuevo elemento en nuestra rutina matinal. La vi, en sus ojos. La lucha contra cualquier diversidad, cualquier cambio. Acaso una pequeña diferencia en nuestro día a día. De quitar polvo. De preparar el almuerzo. De leer novelas francesas, yo. Y de tejer chalecos grises y pantuflas azules, ella.
– Mejor no. –respondió, devolviendo su vista a sus agujas plateadas.
Esa reticencia a lo nuevo nos tomó. A nosotros, a nuestra felicidad, a nuestra casa.
LA CARRERA
Miguel se levantó nervioso, más bien inquieto. Desayunó frugalmente y fue a comprobar que todo estuviera en orden:
-el radio de la bici, que había reforzado y revisado el mecánico
-su inclusión en la lista de corredores.
Se asombró al ver la diversidad y diferencia de nacionalidades. Claro, era “La Quebrantahuesos”, una carrera muy importante. Marcaba un hito en su palmarés deportivo y participar le llenaba de felicidad.
Felicidad en frasco pequeño
«Mario me «ronpiste» la radio pero te perdono y podemos «intercanbiar» la merienda te quiero soy Carlos».
Por San Valentín, y por la inclusión, la profesora les encargó escribir una carta de amor para todos y cada uno de sus compañeros.
«Paula cuando dimos la diversidad no entendí y me ayudaste me «SUPERGUSTAS»».
«Manuel rapeas bien y te sabes mi diferencia con mi «jemelo» por eso te quiero».
La profesora reflexionaba sobre la voluntad de repartir amor: «A su edad, el cuerpo es pequeño y la felicidad, grande; no les cabe dentro y se vierte fácilmente sobre los demás».
TIEMPOS DE GUERRA
Aquellos días de guerra, la radio sonaba en casa a todas horas. Su inclusión en nuestra vida familiar se produjo de la forma más natural. Comíamos y cenábamos con ella, e incluso en ocasiones dormíamos con ella. Era la única forma de mantenernos informados sobre la situación que estábamos viviendo. La diversidad de programas entonces era escasa, pero también emitían seriales y música que nos evadían del sufrimiento y hasta del hambre que en ocasiones padecíamos. Puedo asegurar que, entre bombas y sirenas, los momentos junto a la radio eran, con diferencia, los que más me acercaban a la felicidad.
El rincón feliz
Al fondo de casa estaba el taller de radio. La inclusión de herramientas y componentes de radio y TV. La diversidad era muy grande. Muchas ni sabía para qué servían. Ni captaba la diferencia entre una y otra. Había incluso un soldador a kerosén, hoy en día evapora a los dispositivos electrónicos si quedan cerca. En un siglo lo electrónico ha reducido su tamaño de forma asombrosa. Para un técnico esos depósitos eran la felicidad.
VOLAR ALTO
Mientras conduzco de camino a casa, voy escuchando por la radio un programa sobre inclusión y diversidad de género. De vez en cuando, echo un rápido vistazo por el retrovisor hacia mis dos retoños, que juegan en el asiento trasero, dichosamente ajenos a etiquetas y convenciones a las que somos tan aficionados los adultos. Un niño y una niña a los que yo procuro educar sin diferencia alguna entre ellos, cosiendo en su espalda, con cariño y paciencia infinitas, las alas que les permitan volar alto, muy alto, tan alto como para alcanzar la felicidad.
Furia y dolor
Estos momentos me sugieren Valencia.
Aquel bombero con rostro de incredulidad, al borde del llanto, con el agua por la cintura, escucha comunicados de radio buscando indicios de vida. La inclusión en la nómina de rescatados de aquellos desamparados que derraman lágrimas debería ser suficiente. A pesar de la diversidad, el sufrimiento aprieta a todos por igual. Hay que abandonar la diferencia de opinión, de quién y cómo, ya que el cuándo se diluyó en el barro y el dónde es suficientemente extenso. Aquel bombero encontró la felicidad en la mirada de la víctima, aterrorizada, pero viva.
JUNTOS EN LA RADIO
Se despertó con ganas de participar en el programa de radio que su asociación emitía cada lunes. Ese espacio matutino se había convertido en un símbolo de inclusión. Comenzaba con un espacio dedicado a la diversidad, donde todas las voces eran bienvenidas, sin importar la diferencia de edades, culturas o capacidades. Desde relatos de personas con parálisis cerebral, como él, hasta los recuerdos de los abuelos, cada palabra aportaba algo único. La radio vibraba y la felicidad se sentía en el aire. A través de las ondas, ese programa era un recordatorio de que juntos podemos construir un mundo mejor.
“PODRÍA SER ASÍ”
Mi nombre es Allienx 3, de la galaxia UGC 2885. Escucho en Radio Tierra los conflictos generados por la inclusión, la diversidad y la diferencia entre individuos de distintas razas de la especie humana. Parecía un sitio ideal, un planeta azul aparentemente tranquilo, una balsa de paz y felicidad. Implantamos allí distintas especies con grandes expectativas de convivencia y desarrollo entre ellas, con especial interés en los humanos pero…, hemos fracasado. ¡Idiotas!
̶ ¿Central…? Abortar proyecto Tierra. Sí, sí, destrucción completa inmediata.
Bueno, asunto resuelto. Voy a revisar “Próxima D”, de Alfa Centauri, a ver cómo les va a esos.
DORMIR Y NO DESPERTAR
La radio, tirada en el suelo, narra la llegada al poder del nuevo líder de algún país, nada nuevo, su discurso, lleno de odio, habla en contra de la inclusión de grupos minoritarios, atenta contra la diversidad física y cultural, de lo superior que es su nación con respecto a las otras. No se diferencia mucho del pasado.
Y en este caos no sé dónde encontrar mi felicidad. La radio está en el suelo poque no he podido evitar tirarla al suelo de la rabia e impotencia que siento.
Estoy agotada, quiero dormir, dormir y no despertar jamás.
ALMA
En la radio hablaban cooperantes de una ONG de la inclusión, el respeto a la diversidad
y la aceptación de la diferencia. Enfrentado al mío, un plato humeaba sobre la mesa de la
cocina, a la espera de que él volviera de donde fuera que hubiese ido. Sudaban los azulejos
la humedad impregnada de sabor. Caían como perlas mis lágrimas en el guiso. Poco a
poco fui cogiéndole el gusto, cucharada a cucharada, reconfortando mi cuerpo y mi
espíritu. Cerré los ojos. Sentí la felicidad de su presencia. Al fin volvía mi amado, etéreo
como yo, su querida fantasma.
Alcanzar el cielo.
Mi amigo me llevó hasta la cumbre. Desde arriba, la calle se extendía vertical y ondulada. Una radio cercana rompía el tenso silencio. Su inclusión, ajena a nuestros planes, nos relajó. Zumbando alegre, indiferente, volaba la diversidad veraniega de insectos.
—¿Lo lograremos?
—Por supuesto.
Tomando impulso, nos lanzamos calle abajo. Tras la primera cuesta, el cambio de rasante nos hizo volar. Imparables, mis sueños se cumplían. En el horizonte, no había diferencia entre el cielo y la tierra. Cuando las ruedas de mi silla tocaron el suelo de nuevo, la felicidad nos hizo reír, abrazados, descendiendo hacia un futuro impredecible.
Padre intranquilo.
Hijo #2 Pi por radio al cuadrado, a ver, repite. Pi por, sí, sí. Ya sé.
Hija #4 Inserción o inclusión ¿cómo se dice? Pues obvio papá.
Hija #3 Diagrama de diversidad, perdón, de dispersión quise decir.
Hijo #1 Cociente y residuo, diferencia y… No sé papá. No sé.
Instruirles lo básico del colegio es sencillo. Me gustaría ser experto en enseñarles a moldear su personalidad, saber educarlos en carácter. En fin, hago lo mejor posible y cuanto puedo. Espero que en su destino encuentren su propia felicidad y no la dependan de alguien más. Que vivan plenamente.
INCLUSIÓN EN TEORÍA
No puedo más. Estoy harta de los insultos en el instituto por mi color de piel. Mi madre me recoge en coche a la salida, con la radio encendida. Hoy es el Día Oficial de la Inclusión. Irónico, ¿no? Se llenan la boca hablando de cómo la diversidad enriquece al país, de cómo la diferencia de piel no importa. ¿Realmente se lo creen? Se nota que no lo viven en carne propia. Para mí, la felicidad parece una quimera, algo inalcanzable que solo existe en sus discursos vacíos.
“SE BUSCA”
Llevaban buscándola varias semanas en todo el radio metropolitano.
Al ser rechazada su solicitud de inclusión en el clan, se había mostrado inusualmente enfadada, marchándose de la reunión soltando improperios y dando un portazo.
Ahora no aparecía entre la diversidad de edificios, calles, avenidas y plazas.
Los prejuicios y la diferencia de criterio entre la ira, la frustración y la ansiedad, habían provocado la desaparición de la felicidad.
El clan ofrece una generosa recompensa a quien la encuentre.
Gramática histórica aplicada
–La expresión latina radius –disertaba el profesor– generó, en principio, dos vocablos castellanos: rayo y radio. La inclusión de radio es dieciochesca y es una de esas palabras denominadas cultismos. El habla medie… –un bostezo rimbombante lo interrumpió–, medieval del vulgo –prosiguió el catedrático– impuso rayo. La diversidad de significados es curiosa. La diferencia radica en que los cultismos son expresiones usuales en el ámbito científico o técnico (radiación, radioactividad…), mientras que a los llamados vulgarismos (raya, rayón, rayuela) le debemos la enorme felicidad de poder comunicarnos con el prójimo, del latín proximus (“muy cercano”), incluyendo al más grosero.
Concienciación
Llegué y mi abuelo estaba, como siempre, pegado a la radio. En ese momento, alguien decía que un niño con problemas no debe estar con niños normales. Increíble. Apagué la radio y lo miré. «¿Cómo puedes escuchar eso? ¿Es que no te pone enfermo? Lo que dicen ahí va en contra de todo lo que ha luchado esta familia por la inclusión, por que traten a tu nieto como un niño más, por mostrar que la diversidad es la realidad, que cada persona tiene sus cualidades y que en la diferencia está la belleza, y que todos merecemos la felicidad.
Arcoiris
La radio escolar a la que siempre voy, alegra mis días, hay niños de diferentes aspectos y pensamientos, eso para mí es la inclusión.
Ponemos música en los descansos de clase, toda muy variada para respetar la diversidad.
Aprendimos a aceptar que hay cosas que no nos gustan a todos, y no hay que pelear por ello.
Nadie en la radio se enoja por la diferencia, somos adolescentes, niños; buscando la felicidad.
Ojalá todos fueran así…
MALA OPINIÓN
–Esta mañana la radio no dejaba de hablar sobre la inclusión. En la importancia de aceptar las diversidades para vivir en armonía. Lo escuche tan estúpido –dijo tomando otro poco de café.
– ¿En qué, Rebeca?
–La verdadera armonía está en nuestra diferencia, esa distinción es lo que nos conduce a la felicidad más que una igualdad promocionada… ¿Te estás burlando, Carolina? –dijo viendo su sonrisita.
–Cariño, si sabes que hace siglos unas mujeres pasados los treinta y sin hijos serían quemadas en la hoguera.
–Más tomando café sin azúcar –dijo levantando la taza.
Ambas rieron y se dieron un beso.
Ana, has cambiado el número de las cinco palabras. Tendrías que cambiar eso para que el relato pueda entrar en concurso. Os sigo recordando la importancia de leer detenidamente las reglas del concurso.
UNA VENTANA AL MUNDO
La radio era su ventana al mundo, el medio que le hacía sentir que formaba parte de algo. Hablaban de inclusión, de un lugar donde la diversidad no era solo una palabra, sino un valor que enriquecía al resto. Comprendió que la diferencia no era un límite, sino una cualidad que los hacía únicos. En ese momento, sintió la felicidad de ser aceptado tal como era, sin etiquetas, solo por ser él mismo. Fue entonces cuando comprendió que formar parte de una comunidad que acepta a todos, sin importar sus capacidades, era el mayor regalo que podía recibir.
OPERACIÓN EXACTA
Está hablando en la radio, el tema de la tertulia trata hoy sobre la inclusión. Hay diversidad de opiniones entre los invitados y la principal diferencia radica en la importancia que cada uno le da al asunto, que marca su tendencia política. Ella sigue firme en lo de que la felicidad de las personas no tiene que medirse por esa división, y cuyo cociente defiende debiera de ser solo 1 sin resto alguno.
POR LA VIDA
Apenas veo y oigo poco. Una enfermedad me mantiene inmovilizado, pero, en compañía de la radio, la vida se me hace soportable. En mi corto horizonte, las ondas me transportan a lugares insospechados, toda una inclusión en ese mundo que llaman realidad. Más allá de mis limitaciones, la diversidad de lo que se me ofrece resulta enriquecedora. Entonces se anula mi diferencia y me siento pleno y alegre. Gracias a que aún puedo garabatear algunas letras, dejo estas líneas para que, quienes las lean, sepan que siempre se puede ser protagonista de la existencia y aspirar a la felicidad.
Voces en la Oscuridad.
La radio finalmente funcionó, comencé a escuchar a un hombre de voz difusa hablar sobre inclusión y diversidad, que la diferencia entre ellos y nosotros era indistinguible, que deberíamos darles una oportunidad. El loco continúo hablando que algún país lejano los recibió con puertas abiertas y usando medios pacíficos, que deberíamos seguir su ejemplo. Verdaderamente admirable, pero… si fuera cierto apostaría comida a que ese país ya no existe. En la búsqueda de ser felices y extender esa felicidad, las personas han caído hasta los extremos en sus delirios que ahora creen que los zombis no nos comerán la cabeza.
Alguien distinguido
Con oscuridad casi total en un radio de mil metros, resultaba poco menos que imposible la identificación de cualquier figura; no obstante, arrastrándose por el agreste terreno siguió avanzando, persiguiendo su inclusión entre los elegidos. La diversidad de sus habilidades le confiere una ventaja sobre sus competidores, y aunque su manifiesta diferencia pueda suponer una traba, el resto de sus sentidos son portentosos.
El tribunal emitió su dictamen. Ingresará en un equipo especial de rescate, como uno más, para intervenciones en grutas y zonas con visibilidad nula, ayudando a otros a alcanzar la felicidad.
Maria y Lola
Lo han dicho por la radio.- Dice Mari mirándose al espejo. – Lo tuyo no es tan raro. El Gobierno va fomentar la inclusión de personas como tú. Eres un ejemplo de diversidad. No estés tan callada, Lola. Que hay días que parece que no estás.
Lola sigue callada.
-Además, nunca he sabido lo que tienes. ¿Qué significa eso de DID?
-Trastorno de identidad asociativo.-Responde Lola.-Y tú también lo tienes. La diferencia es que yo lo he asumido y tú no. No conocerás la felicidad hasta aceptarlo.
Mari Lola saca la lengua en señal de burla mirándose fijamente en el espejo.
Ritual de sobremesa.
Olía a café en la pequeña salita a la hora de la siesta. La abuela, como cada tarde, cogía la radio del aparador y la colocaba sobre la pequeña mesa camilla. A las cuatro sonaba la conocida sintonía y, como en un ritual, abría el costurero y se colocaba el dedal, mientras sintonizaba su programa preferido. Hoy hablaban de inclusión y diversidad, de cómo un pequeño acto puede marcar la diferencia en la vida de alguien vulnerable. Mientras cosía y escuchaba, la abuela asentía, esas conversaciones le proporcionaban diariamente pequeños instantes de felicidad y la acompañaban en su soledad.
Quietud, lentitud, plenitud.
Mi abuela y sus circunstancias desafiaban la obsolescencia programada. Habían hechizado al tiempo.
Su vieja radio, más que narrar, parecía toser su serial lacrimógeno preferido, mientras ella rodeaba la palabra inclusión en su amarillento libro de sopa de letras. Otras veces le daba por encender la diversidad de grises de su vetusto televisor en blanco y negro. Solo el teléfono de rueda sonando en la siesta la sobresaltaba; a diferencia del “Apple” de su nieta, aquél no alertaba del “spam”.
Pero nada podía borrar su sonrisa analógica porque en el horno de leña, a fuego lento, cocinaba su felicidad.
Me parece un hermoso y bondadoso elogio a la vejez y su entorno inmediato.
LA VOZ DE LA ESPERANZA
La radio me deja vivir con mayor intensidad cuando escucho a mis oyentes y ellos me retribuyen con toneladas de amor. Aunque la inclusión no siempre es sinónimo de diversidad, haber nacido sin ojos y no poder ver la diferencia entre felicidad y tristeza no ha sido una limitante, pues mis oídos reconocen perfectamente la voz de la esperanza.
Andro RK7
Fue en la radio local donde escuché su voz por primera vez.
Su inclusión en la pequeña urbe no fue fácil; pero al final consiguió establecerse.
Superar la adversidad.
¡A mí me encanta su programa «Diversidad»!
Desde las ondas radiofónicas, el locutor se deja conquistar por la nueva cultura, la
Poesía, la diferencia.
Llegó un nublado día de noviembre. Dejó su vehículo «Felicidad» en la explanada del
Parque natural, desde el que se podía admirar la bella ciudad costera.
Echó raíces; Andro RK7 se sintió uno más entre los transeúntes.
AGUSTIN
El radio despertó a Agustín aquella mañana, su madre lo convenció que no abandonara sus estudios. A pesar de contar con solo 8 años, siempre había sufrido el acoso de los profesores por el déficit de atención; el colegio “LA UNIDAD”, según su madre, se definía como un centro de inclusión que apoyaba la diversidad, el respeto por la diferencia y la Felicidad.
Pamplinas pensó Agustín.
Algunos parpadeos luego, un ángel se disfrazó de profesora: Helena fue simpática, lo alentó a leer diversos libros y autores; nunca lo juzgó… y justamente y sin pensarlo encontró su destino: ser escritor.
«Nunca entonaría una canción que no sonara en la radio. Haría piruetas con la melodía para la inclusión de segundas voces». Voces. Voces era lo que escuchaba en su cabeza, una diversidad de timbres y tonos. Todas a una. El resto de oficiales se reía, pero para él, esas voces marcaban la diferencia. «¡Cuánto bien les haría a ellos tener al menos una voz! –pensó–. ¡La voz de la excelencia!». Y es que él creía que tras algunas voces se escondía la oportunidad de encontrar la felicidad.
Pudiera ser que estuviera equivocado. Probablemente lo dejarían de lado.
Añado el título: «Voces».
VIAJE
Cuando era niña, se divertía calculando el radio de la galaxia, escribiendo ensayos filosóficos o componiendo conciertos para piano. Era una niña especial que hacía muchas preguntas en clase y jamás sonreía. A pesar de que el sistema educativo promovía la inclusión del alumnado, ella se sentía extraña en ese mundo donde el respeto por la diversidad era una utopía. Al cumplir seiscientos veinticuatro años y llegar a la mayoría de edad, pilotó su primera nave espacial, rumbo hacia las estrellas, en busca de un lugar donde la diferencia no fuera un obstáculo para encontrar la felicidad.
EL PIRATA COJO
Recibieron la queja vecinal en la radio del coche patrulla y se personaron en el lugar inmediatamente. Una ruidosa muchedumbre se agolpaba en la entrada donde un rimbombante cartel anunciaba: «Primer encuentro por la inclusión y la diversidad: la diferencia es la chispa de la felicidad». Entre los asistentes: legionarios de Melilla, pintores de Montparnasse, mercaderes de Damasco, taxistas de Nueva York, bongoseros de la Habana, taberneros de Dublín y hasta unos ancianos de Shangri-La. Cuando los agentes subieron al escenario, los vítores enloquecidos acallaron la orden de desalojo; todos creyeron que el prometido estriptis estaba a punto de comenzar.
LA PRÓFUGA MÁS BUSCADA
Las autoridades mandaron a ampliar el radio de búsqueda. Y si era necesario se ampliaría hasta la inclusión de todo el universo. Si ella seguía con sus actos sediciosos podía corromper el orden establecido con su discurso de respeto a la diversidad. Su ideología quería hacer creer que cada uno de nosotros está en el mundo para hacer la diferencia. No para ser parte de una masa homogénea.
Pero por más que se alejaran buscando la felicidad, nunca la encontrarían. Ella está escondida dentro de cada buscador.
MICRÓFONO APASIONADO
Si hablamos de antigüedad,
hablamos de radio,
de ondas, de emisora.
Sinónimo de libertad,
de cuidada escucha,
de expresión real,
válida y práctica.
Alcanzable
al orador y
al receptor.
“Inclusión activa”
es el programa,
donde diversidad
y diferencia
son compatibles,
son iguales
en su divergencia.
Comunicamos
desde la palabra
y el corazón.
Cada mañana,
hasta aquí
llego caminando,
de la mano
del aire,
que acompaña
mis pasos y mi alma
llena de felicidad.
El valor del tiempo
Primero trazó varias líneas, consideró todos los detalles posibles, hasta que ordenó los pensamientos en el lugar correspondiente. Volvió entonces a tomar su lápiz. Marcó el punto de origen, deslizándose sobre la hoja e hizo el radio que lo llevaría a una aventura fantástica.
Después eligió los materiales correctos, decidió la inclusión de una gran diversidad de piezas, las que destacarían la diferencia con lo que ya existía.
Al final, el valioso objeto intentó audaz, abrazar con dulzura la muñeca correcta y una mirada esplendorosa de felicidad, certifió el trabajo de esas manos seguras que trabajaron con presición y pasión.
Nunca es igual
Despierto. Sucede un milagro. Escucho la radio. Preparo café. Apuro corazones de manzana. Pienso que la felicidad no es siempre acompañada de alegría, así como diferencia no es sinónimo de diversidad. La felicidad es serenidad, la alegría más bien aspaviento. Lo diferente no siempre significa diversidad en quien no lo ve. La diversidad es inclusión de la diferencia en la unidad: abundancia. Todo cuadra, antes no; después, espero. Me acuesto. Despierto. Milagro. Radio. Parece que siempre igual mas todo cambia conforme miras al centro o a los lados o caes en la cuenta de otro milagro.
Este relato incumple las reglas de los relatos para concursar. Animaos a leer las bases del concurso para poder participar.
LIBERTAD
Mientras arreglaba el radio, me soltó inconscientemente una lección inolvidable sobre inclusión.
—En una caja de herramientas, es crucial la diversidad —dijo mi padre, blandiendo el destornillador—. La diferencia entre unas herramientas y otras es lo que marca su valor. Si todas fueran iguales, ¡la mecánica sería un caos!
Horas después, pedaleando guiada por el sol de poniente, me sentía feliz, libre. Años después, cuando salí del registro, ya sin mi bicicleta pero con el papel que certificaba que mi cambio de sexo había sido aceptado, sentí la misma sensación de felicidad. De libertad.
Ecos de lucha
En la radio anunciaron la muerte de uno más, un alma que vivió sin saber qué era la inclusión, un chico que creía en el respeto a la diversidad pero que jamás lo experimentó. Un joven que deseaba marcar una diferencia, que buscaba un mundo mejor para los demás, que sacrificó su vida para garantizar la felicidad de alguien más. Espero que esta noticia haga eco en todos los corazones del mundo, que me recuerden como un revolucionario y no como una vida más que se perdió en esta lucha que pocos se atreven a pelear.
FELICIDAD
El locutor de la radio habló sobre la diferencia entre la inclusión y la diversidad; la primera no puede existir sin la segunda y la segunda no tiene un real impacto social sin la primera. Entendí el punto, y pensé que el único verdadero objetivo que tienen en común es la Felicidad.
Este relato incumple las reglas que deben seguir los relatos para concursar.
MI PRIMER DÍA
La radio estaba puesta en el coche cuando llegamos, cinco de septiembre, mi primer día, ¡qué emoción! En el patio jugué al fútbol con personas de todas las nacionalidades y, por fin sentí la inclusión entre toda aquella diversidad. Cuando nos llamaron para comer, a diferencia de los demás, a mí me encantó el menú. Las experiencias nuevas dan miedo, pero creo que aquí voy a encontrar la felicidad.
En la sala contigua el director dijo “hoy, el mataviejas ha ingresado en esta prisión”. Los funcionarios se asomaron a la galería.
‘Desde el megáfono en el que inútilmente avisé’
En cien palabras recuerdo aquello que me atrapó en mi vocación y perdición.
En esos días de tertulias en la Radio, cuando mi voz iba acompañada de opinión.
En ese megáfono desde el que me desgañité y ridiculicé, con el ánimo de alzar la voz.
Creyéndome en la obligación de dar dignidad a la inclusión.
Alertando a oídos sordos sobre la absurda lucha que se traen unas y otros por coronar, tiranizar y encaprichar a la diversidad, hasta llegar a olvidar, abandonar y castigar a la diferencia y a la igualdad, para las que es un sinsentido la felicidad.
LA PATRIA DE LOS DIFERENTES
Todavía escucha la radio sin avergonzarse, y lo hace esperanzada, como si su alma nunca hubiera dejado de sintonizar con sus programas de siempre, y como su inclusión a través de las ondas hercianas no fuera un milagro. Su ceguera no le quita claridad: la diversidad existe, no es imaginaria, y en la patria de los diferentes se sabe apreciar la risa y la complicidad. A veces piensa que su trabajo consiste en prepararse para el momento en que la diferencia desaparezca y volvamos a los paraísos perdidos, a esos lugares extraños y distópicos donde la felicidad se mama.
LAS ONDAS DE LA RADIO
Las ondas de la radio no distinguen si eres bueno, feo o malo. Tampoco les importa si vives en un ático, en un bajo o en un chalet adosado. La inclusión es parte de su encanto, incluso cuando se escucha en solitario. La diversidad al alcance de la mano, tan simple como cambiar de frecuencia y adaptar la antena, siempre que fuera necesario. No establecen diferencia entre mujer y hombre. No conocen obstáculo, ni pared. ¿Marconi o Tesla? ¿Quién nos otorgó tan grato regalo? La felicidad en mi salón, en el coche o en la ducha. Y tú, ¿qué escuchas?
MALA OPINIÓN
–Esta mañana la radio no dejaba de hablar sobre la inclusión. En la importancia de aceptar la diversidad para vivir en armonía. Lo escuche tan estúpido –dijo tomando otro poco de café.
– ¿En qué, Rebeca?
–La verdadera armonía está en nuestra diferencia, esa distinción es lo que nos conduce a la felicidad más que una igualdad promocionada… ¿Te estás burlando, Carolina? –dijo viendo su sonrisita.
–Cariño, si sabes que hace siglos unas mujeres pasados los treinta y sin hijos serían quemadas en la hoguera.
–Más tomando café sin azúcar –dijo levantando la taza.
Ambas rieron y se dieron un beso.
++++++++++++++++++++++++++++++++++
He corregido mi relato acorde a las palabras. Nuevamente le agradezco por haberme avisado para poder participar. Saludos.
ROJO Y VERDE
Llegando a la ciudad, apago la radio y bajo la ventanilla para escuchar el atasco. La autopista que desenvoca en la metrópolis es un río de inclusión, formado por una variedad de vehículos de todos los colores y tamaños: Coches, motocicletas, taxis, furgonetas y ¡hasta autobuses! Su diversidad enriquece el asfalto y asalta mis oidos con una polifonía de cláxones, aunando la diferencia. Cuando el semáforo cambia a verde, la presa se libera y el tráfico fluye exhaltado. Este pequeño mundo en movimiento ha encontrado la felicidad. Tan sólo desearía que más gente pudiese habitarlo conmigo.
MI RETO DIARIO
Cada día simulo una nueva profesión. Hoy fui moderador en un programa de
radio. Discutimos sobre inclusión y matizamos la exclusión por pobreza,
analfabetismo, segregación étnica o religiosa Expusimos la diversidad que
existe dentro del conjunto social: cultural, funcional, étnica, lingüística,
biológica, sexual o de género.
Fue un programa muy didáctico y me siento orgulloso. Sin embargo, se
necesitan soluciones a todos estos problemas. Sería el medio de que toda la
humanidad fuese más igualitaria y así poder encontrar la felicidad que todo ser
humano busca con anhelo.
¡Sin soluciones, no habrá nunca felicidad!
A este relato le falta una de las cinco palabras.
Espacio entre dos:
Ella debía de realizar un cursillo para su puesto de trabajo, en la radio. Trataba sobre la inclusion social en su ciudad, y su bolsa de empleo, que reinsertaba gente con problemas.
La diferencia con el curso anterior, es que aquél trataba sobre la diversidad de los orígenes de los inmigrantes, y su felicidad aquí, en nuestra tierra, respecto de su país natal. Pero, existe un gran espacio, rico en sentimientos, entre ambos temas, que no sabemos mirar con buenos ojos, y tiene que ver con su tiempo libre: el de ella, y el de ellos.
Marta, este relato incumple una de las reglas de las cinco palabras para concursar, así que no podrías participar con él tal como está. El orden de esas cinco palabras es inalterable.
RADIO, INCLUSIÓN, DIVERSIDAD, DIFERENCIA, FELICIDAD
“PODRÍA HABER SIDO ASÍ”
Soy Allienx 3, de la galaxia UGC 2885. Escucho en Radio Tierra los grandes conflictos generados por la inclusión, la diversidad y la diferencia entre individuos de distintas razas de la especie humana. Parecía un sitio ideal, un planeta azul aparentemente tranquilo. Implantamos allí distintas especies con grandes expectativas de convivencia y desarrollo entre ellas, con especial interés en los humanos pero…, hemos fracasado. ¡Idiotas!
̶ ¿Central…? Abortar proyecto Tierra. Sí, sí, destrucción completa inmediata.
Bueno, asunto resuelto. Voy a revisar “Próxima D”, de Alfa Centauri, a ver cómo les va a esos.
Sintonías de felicidad
Aunque vieja, la radio hablaba de inclusión y diversidad. «Celebrar la diferencia trae felicidad», dijo una voz al aire. Inspirado, reuní a mis vecinos en casa: el joven de la música estridente, los ancianos que discutían, los niños ruidosos.
«¿Qué los hace felices?», pregunté. Entre risas y confesiones, descubrimos que nuestras diferencias no nos alejaban, nos unían. Esa noche, la radio seguía encendida, como si también celebrara nuestra nueva melodía compartida.
EL PODER DE LAS PALABRAS
Esperaba esa llamada con la mayor sensación de nervios que recordaba haber vivido nunca.
Era su primera vez en la radio.
No se trataba de un canal cualquiera. Ni de un concurso para ganar unas entradas de concierto. Sino de la oportunidad para contar su historia y hacer eco de su lucha en favor de la inclusión.
Quería relatar cómo se había sentido en la diversidad. Cómo la diferencia había marcado desde siempre su vida.
Y por fin sonó el teléfono.
Sus ojos brillaron de felicidad al mirar a Ana, su gran amiga, y su intérprete de signos.
VÁLVULA DE ESCAPE
El ronroneo de la radio iba provocando en su consciencia sueños de grandeza.
Imaginaba un futuro utópico donde la palabra inclusión se diluía, caía en el olvido de las palabras innombrables, ante una humanidad que nadaba en la riqueza intelectual y la diversidad de sus individuos.
Pero solo era eso… una alucinación, una quimera.
Segundos antes de que su vehículo se despeñase por el barranco, logró vislumbrar un último fotograma, la diferencia entre el cautiverio y la liberación, una válvula de escape: su propia felicidad reflejada en su sonrisa tras el espejo retrovisor, deseándole buen viaje.
MI RETO DIARIO
Cada día simulo una nueva profesión. Hoy fui moderador en un programa de radio. Discutimos sobre inclusión y matizamos la exclusión por pobreza, analfabetismo, segregación étnica o religiosa Expusimos la diversidad que existe dentro del conjunto social: diferencia cultural, funcional, étnica, lingüística, biológica, sexual o de género.
Fue un programa muy didáctico y me siento orgulloso. Sin embargo, se necesitan soluciones a todos estos problemas. Sería el medio de que toda la humanidad fuese más igualitaria y así poder encontrar la felicidad que todo ser humano busca con anhelo.
¡Sin soluciones, no habrá nunca felicidad!
EUTANASIA.
(A: Paola Roldan in memoriam).
Salgo (no huyo), de esta esfera temporal llamada vida. Luché apasionada, arduamente…, intentando mejorar el mundo que heredé… Ahora…, como radio en alta voz, mi conciencia recrimina mi mente; aludiendo la inclusión total de mis sentidos, la diversidad de sentimientos encontrados, y el tumulto de emociones anudadas en mi garganta… Nada hace diferencia. La decisión tomada no es mía, es del destino… Me marcho con la felicidad de haber luchado fehacientemente por sobrevivir y sí, con tristeza abandono todos mis sueños. Prefiero extinguirme dignamente, que existir miserablemente postrada…, y dependiendo de aparatos y personas queridas. Por favor…, por humanidad… ¡desconecten!
EUTANASIA.
(A: Paola Roldan…, in memoriam).
Salgo (no huyo), de esta esfera temporal llamada vida. Luché apasionada, arduamente…, intentando mejorar el mundo que heredé… Ahora…, como radio en alta voz, mi conciencia recrimina mi mente; aludiendo la inclusión total de mis sentidos, la diversidad de sentimientos encontrados, y el tumulto de emociones anudadas en mi garganta… Nada hace diferencia. La decisión tomada no es mía, es del destino… Me marcho con la felicidad de haber luchado fehacientemente por sobrevivir y sí, con tristeza abandono todos mis sueños. Prefiero extinguirme dignamente, que existir miserablemente postrada…, y dependiendo de aparatos y personas queridas. Por favor…, por humanidad…
Acentúe los énfasis de puntuación en el título.
EUTANASIA.
A: Paola Roldan… in memoriam
Salgo (no huyo), de esta esfera temporal llamada vida. Luché apasionada, arduamente…, intentando mejorar el mundo que heredé… Ahora…, como radio en alta voz, mi conciencia recrimina mi mente; aludiendo la inclusión total de mis sentidos, la diversidad de sentimientos encontrados, y el tumulto de emociones anudadas en mi garganta… Nada hace diferencia. La decisión tomada no es mía, es del destino… Me marcho con la felicidad de haber luchado fehacientemente por sobrevivir y sí, con tristeza abandono todos mis sueños. Prefiero extinguirme dignamente, que existir miserablemente postrada…, y dependiendo de aparatos y personas queridas. Por favor…, por humanidad… ¡desconecten!
Espacio entre dos:
Ella debía de realizar un cursillo para su puesto de trabajo, en la radio. Trataba sobre la inclusión social en su ciudad, y su bolsa de empleo, que reinsertaba gente con problemas.
Aquél trataba sobre la diversidad de los orígenes de los inmigrantes, a diferencia de aquel otro previsto; de su felicidad aquí, en nuestra tierra, respecto de su país natal, Pero, existe un gran espacio, rico en sentimientos, entre ambos temas, que no sabemos mirar con buenos ojos, y tiene que ver con su tiempo libre: el de ella, y el de ellos.
Encendió la radio y se sorprendió con lo que escuchó. Una alegre melodía que le recordaba a su tierra la hizo sonreír. Había dejado su hogar con la esperanza de algo mejor, aunque no sabía exactamente qué era eso. Lo que nunca imaginó fue que la inclusión sería lo más difícil de encontrar.
La realidad es que ella se convirtió en un factor más en esa creciente diversidad de la ciudad. Ya no le molestaba ser parte de la diferencia. Con un buen grupo de gente, aprendió que, a veces, la felicidad está en pertenecer sin ser igual.
La voz
La invitaron a participar en un programa de radio sobre inclusión y diversidad. En el momento en que habló, marcó la diferencia. Ella no podía ver, pero su voz era como una mano que acariciaba el corazón de los oyentes y les hacía llorar de felicidad. Desde entonces habla en la emisora cada noche. A veces canturrea, otras, susurra en idiomas inventados. Quienes la escuchan olvidan las penas y el insomnio. Se duermen con una sonrisa en los labios. Sueñan con playas de arena finísima y mar azul turquesa en el que flotan como bebés en líquido amniótico.
Diversos y felices
La vieja radio resonaba en el salón comunitario, un espacio modesto donde la inclusión era más que un concepto: se trataba de un acto cotidiano. Cada tarde, Ana, apoyándose en su ajado bastón, escogía canciones sesenteras; Miguel, en su silla de ruedas, contaba historias; y Elena, la maestra jubilada, hablaba sobre la diversidad con la que convivió en sus años como docente.
“Es un error ocultar la diferencia”, dijo Elena, apagando la radio para hacerse oír mejor. “Lo inteligente es valorarla”.
Tras un breve silencio, todos aplaudieron. Diferentes, pero juntos. Sin esa base, pensaron, la verdadera felicidad nunca tendrá cabida.
Duerme mamá
Duerme mamá, de Abert Pla. Suena esta canción en la radio que ahora prende para ahogar el llanto de su bebé. Toma café sola: qué saben las otras mamás de inclusión, a ella la aíslan porque no quieren escuchar a su bebé gritar. Cambió la diversidad por la monotonía, ni el pecho calma al niño, tiene la leche envenenada. La diferencia entre la mujer que es desde que tiene un hijo y la que era antes es abismal: aunque se pinte los labios de rojo, no se reconoce en ninguna. La felicidad es un recuerdo. “Todo pasará”, canta Albert Pla.
Un mundo mejor
Tras procesar el virus, decidieron que lo mejor para maximizar el radio de acción era inocularlo en el agua. De esa forma, según sus cálculos, la tendencia absurda por promover la inclusión y la diversidad acabaría en pocas semanas. Y así fue, al mes solo el cinco por ciento de la población mundial seguía con vida. Sin embargo, no se detuvieron, y el exterminio continuó hasta que no hubo diferencia alguna entre el centenar de supervivientes. Solo entonces los encerraron a todos en celdas y, por fin, pudieron disfrutar de la felicidad de habitar un mundo poblado únicamente por máquinas.
Recogí en la parada a un niño y su madre que protegían sus cabezas con una gorra y un pañuelo. Iban al hospital. Durante el trayecto en la emisora de radio se alarmaban por las facilidades que dábamos para la inclusión de inmigrantes. No me callé: «la diversidad de los extranjeros que entran acabará con el país y nuestra cultura». La madre respondió, “¿acaso una enfermedad diferencia por la raza o el color de la piel?, mírame, me he rapado la cabeza por solidaridad con mi hijo”. Interpreté su felicidad por la pequeña victoria de despedirse con un inshallah.
Prejuicios
Y VI LA LUZ
En el programa de radio de hoy he vuelto a escuchar esas palabras: inclusión y diversidad. Palabras que al oírlas siempre pienso que son dichas para los demás, yo no puedo hacer nada en estos temas desde mi insignificante posición. Esta vez ha sido distinto ¿Cuál ha sido la diferencia y la razón de esta extraña felicidad? No me resulta difícil recordar, sólo fue ayer, en el trabajo me costó dar la cara por una persona muy distinta a mí, mis perjuicios me lo impedían hasta que con una sola mirada se me hizo la luz.
Puso la radio como cada mañana, era su momento preferido del día, gozaba con aquella sensación de inclusión plena, aunque fuese por unas horas, en un mundo para él hostil.
Escuchaba con atención las noticias de actualidad y se enteraba de todo, sin necesidad de ver, sin que la diversidad de imágenes le capara su capacidad para analizar la situación de lo que acontecía.
En esos momentos no había diferencia entre él y los demás. Saboreaba el café y se sonreía, contento, sintiendo asomar la felicidad por esos ojillos despiertos en aquella noche perenne.
La tarada terminó de primero.
Chicos, son cinco palabras, hagan una composición, en ése mismo orden, tienen una hora; comiencen. Pablo dice que Zoraida y Francisco terminarán en tres horas, porque son tarados e idiotas. Suficiente, no quiero lenguaje excluyente en mi clase, puntualiza la profesora. Transcurrido el tiempo, a Zoraida le toca leer primero, ella escribió: “EN LA RADIO LOCAL ESCUCHÉ UN MENSAJE DE INCLUSIÓN, SE HABLABA DE LA BELLEZA DE LA DIVERSIDAD, RECORDÁNDONOS QUE CADA UNO DE NOSOTROS ES ÚNICO, SIN IMPORTAR LA DIFERENCIA QUE NOS SEPARE, TOCA COMPRENDER, QUE LA VERDADERA FELICIDAD RESIDE EN CELEBRAR LO QUE NOS HACE DISTINTOS Y ESPECIALES»
Radio
La radio llenaba la pequeña habitación de Koffi con palabras en español, un idioma que aún estudiaba con paciencia y hablaba con torpeza. Las voces hablaban de inclusión, de lo extranjero como propio. Migrante en una tierra que apenas empezaba a entender, escuchaba historias sobre diversidad, un concepto que había aprendido a sentir en cada mirada, en cada esquina. Entre las pausas y la música, Koffi encontraba más que palabras: descubría en la diferencia un aire de pertenencia, una felicidad inesperada, sabiendo que quizás, en este país extraño, también podría echar raíces.
Las buenas ondas que nos dan la vida
Una vida no es vida si no disfrutamos de buenas ondas.
Lo mismo pensaba Marconi; si levantara la cabeza, seguro que sonreiría al escuchar radio Diversiones. Emisora esencial, donde la inclusión y la diversidad son la base de su identidad. Esa es la diferencia que distingue a esa cadena de otras emisoras.
Marconi no cabría en sí de felicidad escuchando su sintonía. Para eso inventé las ondas, pensaría: para acoger y celebrar la vida de todos y todas. Si hoy levantara la cabeza, seguro que te preguntaría: ¿A qué esperas para unirte también tú a esta buena onda?
Las buenas ondas que nos dan la vida (texto corregido)
Una vida no es vida si no disfrutamos de buenas ondas.
Lo mismo pensaba Marconi; si levantara la cabeza, seguro que sonreiría al escuchar radio Diversiones. Emisora esencial, donde la inclusión y la diversidad son la base de su identidad. Esa es la diferencia que distingue a esa cadena de otras emisoras. Marconi no cabría en sí de felicidad escuchando su sintonía. Para eso inventé la radio, pensaría: para acoger y celebrar la vida de todos y todas. Si hoy levantara la cabeza, seguro que te preguntaría: ¿A qué esperas para unirte también tú a esta buena onda?
Desvío
Mariana y Fernando creían en las almas gemelas. Sabían, sin asomo de duda, que la persona ideal, única, los aguardaba a su vez. Encontrarla era cuestión de tiempo.
Fernando conducía un programa de radio barrial sobre inclusión y diversidad, soñando con un mundo de igualdad y justicia. Mariana, asistente social en barrios marginados, ansiaba cambiar vidas, marcar la diferencia.
Chillando de felicidad, el niño pateó la pelota hacia la calle. Mariana se detuvo, corrió a recogerla, la devolvió al pequeño. Dobló la esquina dos minutos tarde: el colectivo se alejaba, y el asiento vecino al de Fernando iba vacío.
Me gustó mucho Judith
Al sol
La vieja despierta, hace la cama, se acicala, abre ventanas, va a la cocina, sopla entre mellas las brasas de la víspera, prende la radio, hierve manzanilla. Suspira.
Por el transistor, una voz se lamenta: “¡Ya no hay valores, todo es mentira! Que si inclusión, que si acogida, que si la diversidad nos identifica… ¡Pura ideología! La diferencia entre nuestro tiempo y los precedentes es que el mercado ha secuestrado el significado de la palabra felicidad.”
Y la vieja, entretanto, frotando ambas manos sobre las ascuas del día anterior, bosteza, sonríe, arrastra afuera su silla y se sienta al sol.
La loca de la casa
Bajo el volumen de la radio para compartir con mi vecino, la inclusión y la diversidad son mis materias predilectas, Jesús es negro y manco, lo que no le impide, a punta de muleta y machete, expresar su diferencia de manera productiva: cultiva, cosecha y vende bananas. Recién pintó la fachada de su bodega, por lo que a modo de saludo le digo:-Mi abuela decía que la felicidad se viste de rosado. A lo que respondió:- Bien . Y tú?
La loca de la casa
Bajo el volumen de la radio para compartir con mi vecino, la inclusión y la diversidad son mis materias predilectas, Jesús es negro y manco, lo que no le impide, a punta de muleta y machete, expresar su diferencia de manera productiva: cultiva, cosecha y vende bananas. Recién pintó la fachada de su bodega, por lo que a modo de saludo le digo:-Mi abuela decía que la felicidad se viste de rosado. A lo que respondió:- Bien , ¿Y tú?
VER O NO VER
Hablaban en la radio sobre inclusión. Pensó «interesante pero… complejo para una siesta de verano». Recordó la diversidad de flora que rodeaba el camping, cogió el cuaderno y caminó. Fue intentando encontrar la mínima diferencia entre dos tipos de musgo que llegó la revelación: esos rasgos sutiles importaban y, a la vez, eran irrelevantes; ni una sola de las especies que estudiaba dejó nunca de ser única, especial, distinta e igual de fascinante a todas las demás. Igual de necesaria. Como las personas. Tan claro como la tarde. Volvió con ojos llenos de pura felicidad.
OJOS DE NIÑO
—Mamá, ha dicho la seño que como la radio está alta, nos van a separar en dos grupos.
—Radio no cariño, se dice ratio.
—Pues eso mamá. Es que ha venido un nene nuevo que es un intruso porque va en silla de ruedas.
—¿Intruso?…será de inclusión. Debido a la diversidad de tus compañeros de clase cariño abrirán un aula nueva.
—Mamá, pues yo no veo diferencia entre Miguel y yo.
—¡Qué felicidad hija mía! Ya quisiera yo que los adultos pensaran como tú.
La humanidad
Me gusta escuchar la radio todos los días cuando me despierto. Me quedo un ratito en la cama mientras me desperezo, escuchando sobre temas que me interesan y me llegan al alma. El tema de hoy es la inclusión. Hablan sobre la necesidad de incluirnos todas las personas en igualdad, en un todo común. Una palabra que nos une y nos engloba: humanidad. A pesar de la diversidad y la diferencia, que forma parte de todos y cada uno como seres humanos que somos. Todos somos uno, es el camino de la felicidad.
Aracne en el museo
Tan exiguo es mi radio de acción como escuchimizados los pocos amantes que trepan hasta aquí. Imposible alimentarme adecuadamente. Cómo para tejer con esmero. El museo debería asumir la inclusión en mi dieta de proteínas decentes y garantizar la diversidad de su procedencia. Pero no me puedo quejar. Con diferencia, este recoveco es la mejor posición de la sala. A vista de pájaro, de la pared opuesta cuelga la obra que Velázquez me dedicó. La felicidad es casi total. Pero ¡rediós! ¡Qué quiten el aire acondicionado! Con tanta corriente, cómo se resienten mis patitas, las ocho.
Bienvenidos a Radio Inclusión, la radio que da visibilidad a todos con el fin de educar a una sociedad que suele suspender en materia de diversidad.
En el programa de hoy hablaremos sobre personas que no respetan a quienes no son normativos. Intentaremos remover su conciencia para que entiendan que, el percibir el mundo con todos sus matices, sin ceñirnos solo a los que ya conocemos, es lo que marca la diferencia entre pasar por la vida sin más y encontrar la verdadera felicidad.
Este relato incumple la regla del orden de las cinco palabras, no podría concursar. Por favor, leed las bases de este concurso.
Y también le falta el título para poder concursar…
Vale, gracias por avisar. Voy a presentar uno nuevo que acabo de escribir.
Un Dragón Especial
El único dragón del reino vivía aislado, temeroso del rechazo por ser ciego. Un día, al escuchar la radio, oyó un mensaje sobre inclusión y diversidad. Inspirado, surcó los cielos, pero percibió que los vientos anunciaban un huracán. Desplegó sus alas, creando un remolino para desviar la tormenta. Exhausto, regresó temblando, miedoso por su diferencia. Sin embargo, fue recibido con abrazos y gritos de alabanza: «¡Nuestro héroe!»
Con felicidad recordamos esta historia que nuestro padre solía contar, disfrazado de dragón, para enseñarnos que la verdadera fuerza no está en la vista, sino en el valor de cada acto.
USA en escucha
Quería sorprender a su iaia.
Con siete años construye una radio galena.
En la escuela tienen un programa de inclusión con la tecnología.
Conectaría con radio Liberty, de onda corta, porque tiene gran diversidad de canales mundiales.
La diferencia de esta radio con las comerciales es que no necesita pilas, las ondas la alimentan.
Al alba le puso los auriculares y ella pudo oír, una voz neoyorquina.
Lloró de felicidad porque trabajó de intérprete en el consulado de USA durante la República.
Después no encontró trabajo. Vivió enclaustrada en casa de sus padres. Era madre soltera.
Hogar Radiofónico:
Mamá, yo quiero salir en la radio. Quizás allí, a través del micrófono amplificado, llego a alguien que me escucha y que me entiende.
Ya sabes, siempre tengo mucho que decir, como tantos otros…
Dicen que en la radio fomentan la inclusión, y apoyan la diversidad. Pero, ¿por qué nunca siento lo mismo contigo, mamá? ¿Tanto se nota la diferencia entre mi alma y la tuya? ¿Acaso no se puede encontrar la felicidad en la disparidad, en todo lo que nos recuerda que el mundo es más grande y complejo de lo que nos pensábamos?
Silencio.
Está sonando la radio.
Attenya se sorprendió al escuchar en el noticiario de las 14:00 de Radio Hierro, aquella voz en Francés con un acento distinto al tenía asociado en su recuerdo:
“Journal Inclusion, nous commençons la connexion” … -“Noticiario Inclusión, comenzamos la conexión” – tradujo el co-locutor “trabajamos para potenciar la diversidad, y te contamos iniciativas que esperamos marquen la diferencia y nos permitan construir una sociedad más incluyente, porque la felicidad no debería depender del lugar de nacimiento”.
“Hoy traemos la experiencia de un grupo de menores de Mali, que colaboran en la creación de ritmos canario-africanos con el tambor herreño…”
La música nos une
Attenya se sorprendió al escuchar en el noticiario de las 14:00 de Radio Hierro, aquella voz en Francés con un acento distinto al que tenía asociado en su recuerdo:
“Journal Inclusion, nous commençons la connexion” … -“Noticiario Inclusión, comenzamos la conexión” – tradujo el co-locutor “trabajamos para potenciar la diversidad, y te contamos iniciativas que esperamos marquen la diferencia y nos permitan construir una sociedad más incluyente, porque la felicidad no debería depender del lugar de nacimiento”.
“Hoy traemos la experiencia de un grupo de menores de Mali, que colaboran en la creación de ritmos canario-africanos con el tambor herreño…”
Y SE HICIERON INVISIBLES
El día de la celebración, la radio lo anunció de manera muy clara:
<>
La multitud reunida en el salón de actos aplaudió la noticia con furor. ¡Por fin!
Hubo vítores, abrazos, emoción y muchas lágrimas de felicidad.
A la mañana siguiente todos despertaron moldeados con el mismo pulso y pulidos en idéntica esencia. Y así, indistinguibles unos de otros, Fernando no volvió a ver nunca más a su querida Charo.
La plataforma no ha recogido el texto escrito entre las comillas al darle a enviar; cambio el formato para corregir la incidencia.
Y SE HICIERON INVISIBLES
El día de la celebración, la radio lo anunció de manera muy clara:
“Hoy proclamamos con mucho orgullo una inclusión muy exclusiva. ¡En adelante, los rasgos de diversidad quedan terminantemente prohibidos y bajo ningún concepto se volverá a tolerar diferencia alguna entre nosotros!”
La multitud reunida en el salón de actos aplaudió la noticia con furor. ¡Por fin!
Hubo vítores, abrazos, emoción y muchas lágrimas de felicidad.
A la mañana siguiente todos despertaron moldeados con el mismo pulso y pulidos en idéntica esencia. Y así, indistinguibles unos de otros, Fernando no volvió a ver nunca más a su querida Charo.
ÚLTIMA FILA
En la radio está hablando un señor con voz de enciclopedia. Pienso que será calvo, con la barba tiesa y poblada como un matorral de espinas. Habla de la inclusión en las escuelas, de conceptos como diversidad en las aulas y toda una retahíla de buenas pretensiones, pero yo creo que no tiene ni idea, que es un chupatintas. Me miro al espejo, ¡malditos granos! Los exploto con la rabia sin filtrar, ¿por qué la diferencia suele ser motivo de abuso? La felicidad seguro que se parece a la voz blanda y segura de aquel hombre.
Un espíritu clama en el desierto, grita a toda voz en un radio de circunferencia universal; dice que en la tierra no hay amor, no hay inclusión. La gente se está acostumbrando a discriminar, a crear divisiones, a no importarle la belleza de la diversidad en ningún aspecto, a señalar hasta la mínima diferencia que pueda pasarse por alto, a restar en vez de sumar. Este espíritu espera paciente a que haya un poco de reflexión que produzca una gota de felicidad en éste desértico mundo. Mientras, se le ha secado la garganta de tanto gritar, pero tiene mucha fe.
VILLANCICO
Los murmullos de la sala se acallaron cuando se encendió la radio. Todos los internos acogieron con júbilo la inclusión de su villancico en su programa favorito. La profesora de canto del centro donde vivían los jóvenes con diversidad funcional les había dicho que cantaban tan bien que nadie notaría la diferencia entre ellos y unos cantantes profesionales. Por eso, las caras de felicidad fueron unánimes al sonar su canción. Esa noche no necesitaron fármacos para dormir a pierna suelta.
Promesas
Cada noviembre muere una parte de mí. La siento perderse entre el ruido blanco de la vieja radio de mi padre. Una más de las tantas cosas que dejó atrás al marchar. Hace años que mis tentativas de comunicación son recibidas por ondas de estática, indiferentes a las promesas paternales de contacto cada Acción de Gracias. Como siempre, sus palabras tienen fecha de caducidad. Mis ridículos intentos de inclusión en una diversidad de frecuencias para llamar su atención no han supuesto diferencia alguna. Aun así, persisto. Y cada noviembre entierro una parte mí, bajo una lápida inscrita con “felicidad”.
UN PASO MÁS HACIA LA FELICIDAD
Antonio abandonó su puesto de seguridad del centro comercial para trabajar en la radio local. Cumplir su sueño no conllevaba gran diferencia de sueldo, pero era un paso más hacia la felicidad. Cuando contrató a aquella chica ciega como guionista fue bastante aplaudido, por darle diversidad a la plantilla y practicar la inclusión. Su programa era el más escuchado. Todo eran mieles hasta que una apendicitis le obligó a ausentarse y Amira hizo también de locutora. Era tan buena que se quedó el micrófono.
— Lo peor, es que ahora es mi programa favorito —pensaba mientras daba vueltas a la porra.
Este relato incumple la regla del orden de las cinco palabras, no podría concursar. Leed con atención las bases del concurso por favor.
Semana doce
Si llego a existir, haré que me llamen Radio. Allá afuera, durante la ecografía, dos humanitos discuten —con intentos de inclusión, medio grado de diversidad y poquísima diferencia— cómo desean nombrarnos. Ella pretende llamarnos Basti debido a su próxima pausada carrera de pianista. La persona proveedora de esperma, nacida atea, desea llamarnos Christian Joan. Sí, cómo no: nombres neutros harto originales. Pero en breve verán en la pantalla a Forastera, mi melliza, y quedarán perplejos. Por mi parte, si renazco, también elegiré mi identidad de género y traspasaré fronteras. Luego podría volverme budista. O quizá ser nada sea la felicidad.
SOBREVIVIENTES
«”Algo anda mal”, pensó Protágoras, despertando adolorido en el salón de recuperación del hospital», Su vecino de cama escuchaba las noticias deportivas. Por la radio comentaban la paliza que recibió un jugador por intentar (antes del encuentro), la inclusión de una manta con un texto apoyando la diversidad racial. « Su actitud no hizo diferencia, arguyó el locutor, sólo enfureció a quienes se oponen a la pluralidad» Protágoras no recordaba, pero se sintió aludido con los comentarios… La felicidad iluminó su oscuro rostro, al ver ingresar a su mujer de cutis blanco…, con su hija de tez morena, llevándole flores.
Orgullo de gitana
La vieja radio en la estantería anunciaba un programa especial sobre inclusión. En la pequeña habitación, mi abuela ajustaba el dial mientras pensaba en la diversidad de voces que salían de aquel aparato. Cada historia, le recordaba que la diferencia no era un obstáculo, sino una riqueza. Al final del programa, alguien decía: «La felicidad no está en ser iguales, sino en aprender a aceptarnos tal como somos». Mi abuela sonrió, sus ojos brillaron con orgullo, y se dijo para sus adentros: «La felicidad está en ser gitana». Se levantó, se enderezó y salió dispuesta a seguir comiéndose el mundo.
LA ZÍNGARA
Era de noche, en el frondoso bosque se encontraba una zíngara; la ropa desgarrada, el rostro magullado y el radio roto. Huía perseguida por los guardias del reino, ya que allí la inclusión y la diversidad cultural no estaban bien vistas. La zíngara corría y corría, hasta que no pudo más. Ella se arrodilló y le dijo a la luna.
– ¡Oh, luna! Pido tu ayuda o moriré de forma cruel.
La luna comenzó a brillar con gran diferencia a modo de respuesta. Cuando los guardias llegaron, vieron a la zíngara convertida en una blanca estatua. En su rostro había talladas unas lágrimas de felicidad.
Título: Amar la diferencia
Mientras se dirigía en taxi a la charla que impartía esa tarde, escuchó en la radio a la Doctora Mariam decir «…para ser feliz, hay que amar lo que se tiene…».
Cogió su libreta y boli, le faltaba una frase contundente que rematara su charla sobre inclusión y aquello la inspiró.
Como cuando todo fluye, las palabras pasaron rápidamente de su cerebro al papel: «Todos somos diferentes, para construir una sociedad feliz debemos amar la diversidad que nos caracteriza, porque en el respeto y amor a la diferencia, está el secreto de la felicidad.»
Suspiró y sonrió orgullosa.
Voces mudas:
La vibración cambió y entendí que la canción había acabado. La radio se calló por un momento y vi a mi hermana signar, pero no le había prestado atención. ¿Había dicho algo de inclusión?
Sacudí la cabeza. Hablaban tanto de la diversidad que se perdían en su complejidad. Se centraban en la diferencia de capacidades y en los desafíos. ¿Por qué no dejaban de hablar de los problemas que de ellos mismos provenían? ¿Por qué celebraban las soluciones que encontraban a los obstáculos que causaban? ¿Por qué no podían dejar de intentar curarme y ayudarme y fijarse en mi felicidad?
La curiosidad.
Escucho la radio y continúo creyendo que todavía la sociedad no está preparada para la inclusión de la diversidad, del ajeno, del vecino en tu hogar, de la unión con el municipio colindante, o la formación de una comunidad entre países. Hoy vemos cada vez más la diferencia del otro como una amenaza, lejos de la empatía.
Mientras disfruto acariciando tu cuerpo negro, escuchando tu lengua indígena y oliendo tus rincones insólitos. Ojalá fuera más extensa la paleta exótica de la humanidad. Sería más divertido y provocaría el mejor recurso del individuo: la curiosidad. Para mí: la felicidad.
AGUA CLARA, AGUA OSCURA
Bendita cuando se necesita. Maldita si explota como la dinamita.
Radio Valencia chilla desesperada.
La inclusión súbita de ese líquido feroz, va dando zarpazos a
bajos y garajes que bucean embarrados.
– ¡Apártense, que vengo de arriba empoderada!
Esa diversidad de vidas materiales y humanas se las arrebatará a
quienes se crucen en su senda natural.
– Si me veis amable y tenéis sed, abrazadme.
Pero ese abrazo no os haga olvidar que, si me precipito por
vuestras calles rugiendo y con furia, tengáis que huir aterrados,
porque mi locura no diferencia entre felicidad y muerte
¿JUGAMOS A LA GUERRA?
Las ondas de radio se expandían por toda la estancia, atravesaban los objetos y golpeaban los tiernos tímpanos de los niños que, tirados en la alfombra, jugaban con soldaditos de plomo. En medio de la batalla, los soldaditos permitieron la inclusión de una muñeca de trapo que arrasó con las tropas enemigas. La diversidad del batallón los hizo ganar la escaramuza.
—¡Toma! —gritó el pequeño, cuando sonaban los informativos.
«Los servicios de inteligencia han destacado una diferencia radical entre las tropas rusas actuales y las que invadieron Ucrania en 2022…».
Ajenos al mundo, la felicidad de los niños era plena.
Los números cuentan como si estuviesen escritos en letra: dos mil veintidós. El relato se pasa de número de las 100 palabras.
NO ES BIEN…
Don Quijote alzó los ojos al cielo, conmovido interrogó a su escudero sobre una palabra.
– Hablo como Dios es servido -respondió Sancho- con lecturas y radio no tuve aventuras.
– De inclusión te verso mi escudero, de desfacer fuerzas y socorrer a la diversidad de miserables.
– Advierta vuestra merced que la justicia no debe hacer fuerza ni agravio. No hay diferencia debajo de los tratamientos, cortesías y vestidos.
-Así es Sancho, son cosas que sentimos en nuestras cabezas y penden en los corazones, con las que tu felicidad será indecible.
FALSA ONDA
Escuché al director de mi radio jactarse en aquella entrevista de que «nosotros» apostábamos por la inclusión y la diversidad, y que gracias a eso marcábamos la diferencia. Recordé el desprecio con el que trataba a la chica de la limpieza y al personal de la cafetería y me decidí. Presenté mi dimisión esa tarde y salí de allí colmado de felicidad por dejar de pertenecer a ese «nosotros» tan falso del que presumía ese hipócrita. Una semana después, él sonreía con el premio a la emisora más inclusiva en su mano junto a su amigo el ministro.
INTELIGENCIA BRUTA
Mientras se comía un plátano mirándose el ombligo, escuchó una conversación entre dos hombres cercanos, quienes afirmaban que en un radio de unos pocos metros todos tenemos a alguien con necesidades de inclusión. Para él, la diversidad era un designio divino del que había salido bien parado. Sin ninguna justificación miraba a los demás por encima del hombro. Creía firmemente que, si existía diferencia entre los seres de la creación, por algo sería, y que no éramos quienes para cuestionarlo. Sumido en estos pensamientos, se llenaba de felicidad el gorila en su jaula del zoo.
LO QUE DIGA DON MARIO
Lo oí en la radio, paseando con Don Mario. La Real Academia de Colorines acordaba la inclusión en su catálogo de «amarillo canario», «berenjena», y «mango salvaje», tras un intenso debate con defensores de animales y plantas. Aquello constituía un reconocimiento extraordinario para aves, frutas y hortalizas.
Soñé ilusionado que la corriente de cambio llegaba al Departamento Regulador de Diversidad, y que millones de mestizos, tartamudos o cojos eran reconocidos como personas. Para muchos, supondría la diferencia entre optar o no a estudios, vivienda, o trabajo dignos. Casi nada.
– ¡Jejejejefe, la felicidad está cececeeerca!
Don Mario me miró y ladró.
Un hogar
La radio del vecino, a todo volumen, dejó de ser un martirio para convertirse en un bálsamo para mis oídos. Me acerqué a la ventana para escuchar mejor: un gentío clamaba para que la inclusión de los seres humanos, a todos los niveles, se hiciera realidad. Sin duda, se trataba de buenas gentes sabedoras de que sin diversidad no existiría el mundo.
Volví la mirada hacia mi pareja y dije.
¡Ven! ¡Escucha! Ves, la diferencia está clara. Solo en lugares así, ocurre que una mañana cualquiera, la magia de la felicidad entre revoloteando por una ventana.
Qué Feliz nos Hacen.
Es muy poco lo que te exigen y tanto que hacer para ayudarles. No desenvueltos para vestirse o hablar, durante la estancia diurna intentamos llenar su tiempo, nos volcamos en ellos. Una tarde la radio local, que emitía un programa para la inclusión y la diversidad, nos visitó he hizo brillar los ojos de quienes necesitan de otros, esa tarde entre sus torpes aplausos se hizo diferencia en la magia de escuchar. Acostumbrado a brotar sus voces, estas a veces ilógicas, pero de cariño, llenaron de felicidad a los locutores, llenaron la tarde, de ellos, quienes poco te exigen.
DESPERTAR DE UNA ILUSIÓN
Las interferencias de la radio se hicieron presentes, presagio de mi trayecto hacia el abismo.
Su inclusión en el equipo dinamitó mi parte más racional. La diversidad de emociones me embriagó de forma abrumadora.
La diferencia con otras compañeras fue que ella arrolló mi sosiego con su belleza. Dejé de actuar como un ser cabal. Me arrebató la inocente felicidad intrínseca de los ignorantes.
Los simples mortales no deberíamos intentar asimilar la majestuosidad de las deidades, osadía que induce cambios inusitados. En mi caso, fue el alba extática que dinamitó mi ateísmo exacerbando mi más profunda devoción por lo místico.
Instante
La niña lee en un rincón soleado. Pasan rápidas las palabras, en prosa y en verso, las otras en la lengua se atoran y, en llegar a su mente, demoran. La lectora hace una pausa. Los sonidos de la casa, la radio que escuchan los padres, oye despacio. Le cuesta hablar pero para ella no es una dificultad. Pronto aprenderá de inclusión, diversidad y diferencia. Ahora le urge volver a la historia, saber el final. Antes de sumergirse en su imaginación, observa el campo florecer bajo el sol. Algún día, quizás, conocerá otra realidad… en este instante todo es felicidad.
Victorias invisibles
«Además, tiene afectado el radio…». La inclusión de aquella palabra en el diagnostico retumbaba en su cabeza mientras volvía con el brazo escondido bajo el abrigo. Con muletas le habrían dejado sentarse, pero quien era él para pedirle un hueco a ese chico. Quizás también tuviera yeso limitando su capacidad de coger el móvil. «¿Esto es lo de los hándicaps invisibles y la atención a la diversidad que decía la profe?», pensó mientras aguantaba el equilibrio contra la ventana.
A diferencia del camino de ida, una mueca de felicidad se dibujó en su cara: «¡Hemos ganado!», decía el mensaje.
MATILDA
La doctora Suau se especializó en radiología porque admiraba a Marie Curie, quien pasó los últimos años de su vida investigando las propiedades terapéuticas del radio. Pronto se dio cuenta de que su gran referente era una excepción a la falta de inclusión de las mujeres en los libros de ciencia. Habían sido invisibilizadas en toda la diversidad de disciplinas. Esa diferencia de reconocimiento hizo que se entusiasmara cuando encontró los libros donde se documentan los nombres perdidos. Ahora su felicidad es observar a una niña descubriendo el mundo fascinante que se esconde tras la lente de un microscopio.
Charla colorida
Las acariciaba la suave brisa, al son de una animada melodía que emitía una radio lejana.
– ¿Porqué no me quieres con vosotras? – Preguntó Margarita.
– Porque no eres tan bonita como nosotras – Contestó Rosa arrogante.
– ¿No sabes qué es la inclusión? – Replicó Violeta – ¿Quién decide qué es bello?
– Un ramo es hermoso gracias a la diversidad – Se atrevió a participar Gerbera
– Y la diferencia es siempre originalidad – Sonrió Orquídea, a quién también muchas veces excluían por su aspecto diferente.
Yo sonreí al verlas, pues todas las flores, sin excepción, me transmiten inmensa felicidad.
Contienda final
En un radio de dos manzanas todo estaba destruido. La inclusión de armamento pesado en la contienda había acabado con la diversidad natural de nuestro entorno y era clara la diferencia entre el antes y el después. Entre la mañana en que había amanecido pletórica de felicidad porque podía regresar antes a casa y sorprenderte, y la noche que empezaba a colarse por la ventana de nuestro cuarto cubriendo lo poco que quedaba de nosotros. De ese supuesto amor que yacía ahora bajo el cuerpo de la otra mujer, cuya absurda postura me recordaba una marioneta destartalada.
Brutal!
Todos
Guillermo fue el radio que delimitó el círculo de mis amistades. Al llegar un niño nuevo al barrio, lo atraía a nuestro grupo actuando de maestro de inclusión. Los Relegados: así se llamaba nuestro club de lectura, en honor al miedo que veíamos en los ojos de los mayores, ante nuestra diversidad cultural. Sin embargo, la diferencia que existía entre nosotros era justamente la que nos unía, un nexo que nos hacía fuertes, ávidos de conocernos para comprendernos mejor. Hoy, en nuestro cincuenta aniversario le he regalado a Guillermo, una alianza con mi nombre: Felicidad.
Ir al Rastro nos dio hambre.
El reclamo para elegir ese bar, fue la comunión sonora de mis tripas y su radio.
Luego llegó Inés, en la mesa de al lado, abandonada a su hamburguesa.
El esfuerzo general por la inclusión de sus diez años al trajín, se traducía en robarle patatas. No colaba.
Ser hija de hosteleros brindaba horas estáticas de diversidad social, más aburrimiento 5G.
Al entrar Lucía, Inés acomodó la postura.
El Síndrome Down no impuso diferencia y rieron.
Y al pedir la cuenta, noté cómo se había colado la ternura de su felicidad en mi postre.
Inés
Ir al Rastro nos dio hambre.
El reclamo para elegir ese bar, fue la comunión sonora de mis tripas y su radio.
Luego llegó Inés, en la mesa de al lado, abandonada a su hamburguesa.
El esfuerzo general por la inclusión de sus diez años al trajín, se traducía en robarle patatas. No colaba.
Ser hija de hosteleros brindaba horas estáticas de diversidad social, más aburrimiento 5G.
Al entrar Lucía, Inés acomodó la postura.
El Síndrome Down no impuso diferencia y rieron.
Y al pedir la cuenta, noté cómo se había colado la ternura de su felicidad en mi postre.
Chicos, son cinco palabras, hagan una composición, en ése mismo orden, tienen una hora; comiencen. Pablo dice que Zoraida y Francisco terminarán en tres horas, porque son tarados e idiotas. Suficiente, no quiero lenguaje excluyente en mi clase, puntualiza la profesora. Transcurrido el tiempo, a Zoraida le toca leer primero, ella escribió: “EN LA RADIO LOCAL ESCUCHÉ UN MENSAJE DE INCLUSIÓN, SE HABLABA DE LA BELLEZA DE LA DIVERSIDAD, RECORDÁNDONOS QUE CADA UNO DE NOSOTROS ES ÚNICO, SIN IMPORTAR LA DIFERENCIA QUE NOS SEPARE, TOCA COMPRENDER, QUE LA VERDADERA FELICIDAD RESIDE EN CELEBRAR LO QUE NOS HACE DISTINTOS Y ESPECIALES»
Incluyo el título del relato: ‘Inés’.
Muchas gracias
El título debes ponerlo a continuación de tu relato, para que sepamos con cuál se corresponde. Para ello pincha en «Responder» bajo tu relato y pega el mensaje.
Estos detalles y otros, los tenéis explicados en la Preguntas Frecuentes Respondidas, en el sitio de Concurso Microrrelatos.
Titulo: Un espíritu de fe
Un espíritu clama en el desierto, grita a toda voz en un radio de circunferencia universal; dice que en la tierra no hay amor, no hay inclusión. La gente se está acostumbrando a discriminar, a crear divisiones, a no importarle la belleza de la diversidad en cualquier aspecto, a señalar hasta la mínima diferencia que pueda pasarse por alto, a restar en vez de sumar. Este espíritu espera paciente a que haya un poco de reflexión que produzca una gota de felicidad en éste desértico mundo. Mientras, se le ha secado la garganta de tanto gritar, pero tiene mucha fe.
Muchas gracias Carmen, leí con detalle las «preguntas frecuentes» que se adjuntan, pero no entendería bien cómo proceder, he incluido relato con el título en cabecera.
Saludos y gracias.
UNA TARDE EN EL MUSEO
El sábado fuimos al Museo de las Ilusiones. De papá tengo una herencia: todo
me intriga; de mamá, por contraste, suelo despistarme mucho. Los murales del
museo son mágicos muy coloridos y de diseño engañoso, donde cada pintura
cuenta una historia, o muestra un paisaje surrealista, figuras en movimiento,
etc. Tal vez por eso, muchas veces siento vértigo al mirarlos. Recuerdo una
tarde de tormenta, se oyó un trueno escandaloso que me dejó temblando y, por
ende, me perdí. Cuando encontré a mis padres, mi madre estaba pálida, me
abrazó como poseída, ¡Su niña estaba a salvo!
Donde estan las cinco palabras del mes de diciembre. Aun estan las de noviembre pero no las nuevas
Reconciliada
Aquella casa, aquel museo era su viva imagen: Cama desecha, flores marchitas, agua podrida en vaso sucio. Ella acababa de morir pero su impronta seguía allí. Demasiados recuerdos para tan parca herencia. Plié. Relevé. Jeté… Machaconamente estos pasos pisoteaban mi cerebro. Ayer escupí sobre su tumba los pliés, relevés y jetés.
-Masha…
-Déjame, madre. Hoy el contraste es brutal. Como el vértigo a la calma. Sí, la doña fue una noche oscura en una mala posada, pero no conocía su historia. Ahora la miro como Él la ve. Vibre este Réquiem por ella, como estruendo agotado de un trueno vacío.