Las Cinco Palabras del mes de Octubre de TOMÁS RONCERO son ...
- ESPERANZA
- PASIÓN
- ALEGRÍA
- BLANCO
- QUINCE
TOMÁS RONCERO
Escribe tu relato solidario siguiendo las siguientes normas:
1. Extensión máxima 100 palabras.
2. No se cambiará la posición de las palabras.
3. No se modificará el género ni el número de las palabras proporcionadas.
* Se eliminarán los relatos que no cumplan las normas.
NOTA: Nos reservamos el derecho de la publicación de los relatos. Se eliminarán relatos ofensivos o insultantes hacia cualquier país, pueblo, animal o personal que puedan herir la sensibilidad del lector.
1. Incluir las cinco palabras publicadas semanalmente a través de la web – manteniendo el orden en que se han ofrecido – sin modificar género ni número
2. Extensión máxima: 100 palabras
3. Idioma: español
Este juego literario ha sido una herramienta para dar difusión, no solo a los propios escritores y sus relatos, sino también a las causas mensuales con las que la Asociación ha estado colaborando. En marzo de 2023 la Asociación Cinco Palabras se transforma en la Fundación Five Words, que pretende dar continuidad a la labor realizada por la Asociación en sus 10 años de vida, manteniendo su Misión de “Hacer un mundo más digno a través del Arte”. En coherencia con este objetivo, la Fundación Five Words (en adelante, la Fundación) pone en marcha este concurso de microrrelatos, para fomentar la escritura y promocionar a los escritores que, a su vez, con sus relatos, ayudarán a la difusión de las causas solidarias mensuales de la Fundación. El Concurso mantendrá las reglas del juego literario antes detalladas y constará de dos fases: mensual y final. La primera edición de este Concurso dará comienzo el día 1 de abril de 2023 y finalizará a las 23.59 horas del 29 de febrero de 2024 (hora peninsular española). El premio está dotado con 5000 euros, distribuidos de la siguiente forma:
ESPERANZA
Esperanza se sentó a su lado y le sonrió. Él empezó a pronunciar palabras sin sentido, pero estaba contento de poder conversar con alguien y, mientras hablaba, en sus ojos se reavivaron la pasión y la alegría de sus años juveniles.
Un hombre con una bata de color blanco se le acercó. «Tiene que tomar su pastilla» le dijo, dándosela junto con un vaso de agua. Él se la tragó enseguida, luego volvió a mirar a la mujer.
«Sabe que usted se parece a mi hija de quince años?» le dijo.
«Sí, papá, lo sé» le contestó, acariciándole la cara.
ESPERANZA
Esperanza se sentó a su lado y le sonrió. Él empezó a pronunciar palabras sin sentido, pero estaba contento de poder conversar con alguien y, mientras hablaba, en sus ojos se reavivaron la pasión y la alegría de sus años juveniles.
Un hombre con una bata de color blanco se le acercó. «Tiene que tomar su pastilla» le dijo, dándosela junto con un vaso de agua. Él se la tragó enseguida, luego volvió a mirar a la mujer.
«¿Sabe que usted se parece a mi hija de quince años?» le dijo.
«Sí, papá, lo sé» le contestó, acariciándole la cara.
(No había escrito el punto de interrogación al comienzo de la pregunta).
PERSIGUE TUS SUEÑOS
Mi corazón se llena de esperanza al ver a otros perseguir sus sueños con pasión y alegría, sin dudar de ellos, sabiendo y sintiendo que lo valen. Ellos trazan su destino en un lienzo en blanco, empezando desde cero en muchos casos.
Es inspirador ver cómo en un instante, tal vez en esos quince primeros segundos de claridad, todo cambia: pasado, presente y futuro. Y siento que esa persona puedo ser yo, puedes ser tú, podemos ser ambos.
Persigue tus sueños, como yo persigo los míos. ¡No te rindas!
La tejedora de sueños
En la sala de oncología infantil, la voz de mamá teje mundos imposibles. La niña, adormilada por la medicación, pregunta: «¿Y cómo respiran los enanitos bajo el mar?». La madre responde: «La casa de Blancanieves está en el bosque, ¿recuerdas? Ahora, duerme un poco».
La esperanza brilla bajo los párpados de la pequeña. Con pasión, susurra: «Pues, un día se irán a vivir con la sirenita. Contigo». La alegría sonrosa sus mejillas y hasta el techo blanco. «Cuando cumpla quince años, seré una gran cuentista», promete, mientras sus dedos temblorosos trazan letras invisibles en el aire.
Lienzo
La caravana de artistas llegó a un pueblo donde la esperanza yacía marchita, ahogada por la miseria y las enfermedades. Con pasión, transformaron paredes y suelos en un lienzo vibrante, creando colores llenos de ensoñaciones. Cada trazo era un susurro que despertaba almas cansadas. Aunque no podían saciar el hambre ni brotar agua de sus fuentes, la risa de los niños resonaba, trayendo alegría a sus vidas. Cada pincelada de blanco iluminaba el horizonte, recordando que la belleza aún existía. “Nos quedan quince colores para sembrar alegría en los corazones”, proclamó un voluntario, invitando a un nuevo amanecer.
Atleta
Fue el último en lograr la clasificación, pero eso ya no importaba, estaba ahí, en la pista, con la fe intacta y la esperanza de tocar la gloria. El coliseo estaba lleno y la gente desbordaba de pasión. Creía escuchar su nombre en las arengas de los cánticos de los fanáticos y su corazón galopaba hinchado de alegría. Entonces, dan la largada. Al sonido del disparo quedó paralizado y su mente se quedó en blanco. Estaba aterrorizado, no se movió ni un ápice. Muy pronto se enfrentó al olvido y al final, ocupó la posición número quince.
UNA ETERNIDAD
Era la tercera vez que Esperanza se moría en la misma semana y las plañideras ya habían perdido la pasión por el llanto desgarrado. Tampoco había alegría porque para broma, era de muy mal gusto y, si era cierto que había visto la luz de color blanco, más le valía desembuchar. De no haber sido por el médico, la linchan. Que quince minutos de descanso le irían bien. Llevaba una eternidad sin moverse, pero ¡a ver quién era el guapo que comprobaba si se había muerto otra vez!, no fuera cosa que resucitara.
Ella
Casi toda la esperanza que he gastado a lo largo de estos años fue para enamorarme de ella. Hasta que un día me di cuenta de que una mujer que despertaba a cualquier hora mi pasión y mi alegría no podía ser real. Desde entonces he llegado a un acuerdo con las páginas en blanco y bastan quince palabras para volver a encontrarnos en cualquier tiempo y en cualquier escenario.
DE PENALTI
A aquel reconocimiento corporal nos entregamos Esperanza y yo con curiosidad infantil, pero con una fijeza y una pasión que tenía poco que ver ya con la inocencia. Tantas prisas y tan pocas precauciones.
La noticia de su embarazo no fue lógicamente una alegría, sino un gran disgusto.
Como estábamos en los sesenta y nuestras familias eran convencionales nos casamos por la iglesia, ella de blanco y yo con un traje que me hacía parecer ridículo. No vinieron a la boda los amigos, pues casándonos a los quince años el templo habría parecido el patio del colegio.
TODO POR SU AMOR
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde así que yo persevero. Además, le prometí que no me afeitaría hasta que sintiera pasión por mí y sigo sin hacerlo. Lo más difícil fue lo de la luna. Subí henchido de alegría para bajársela y ahí la tiene, sobre el mueble blanco del recibidor. Reconozco mi error, no estaba llena como ella quería, pero no es fácil encararse a una escalera interminable y menos cuando los pelos se te enredan en los peldaños.
Algún día valorará mi esfuerzo, aunque tropiece quince veces con esta barba que no tiene fin.
UNA ESPERANZA PASAJERA
Las luces de neón alumbraron una esperanza reticente a asomar. Las manos del viento jugueteaban con su falda y evocaban en mí una pasión escondida que también quise reconocer en un pequeño gesto de alegría en la comisura de sus labios. El vestido blanco se ceñía a un cuerpo que también dejaba entrever aquellas formas de los quince años.
Sí, respondió a mi llamada y, al tiempo que se acerca, la esperanza se va transmutando en la recuperación de una vivencia inacabada, el futuro quedará huérfano de ausencias y el recuerdo no alimentará el dolor.
La Esperanza De Un Sueño
Cada día ESPERANZA se levantaba a las cuatro de la tarde, preparaba café y mirando al cielo elevaba una plegaria para encontrar fuerzas para otra noche llena de PASIÓN y ALEGRÍA fingidas. Pensaba en su hijo que en otro continente y gracias a su sacrificio realizaba sus sueños de ser un profesional, besaba el escapulario BLANCO que su madre le había regalado, y nuevamente se llenaba de razones para continuar con aquella vida que, entre alcohol, antidepresivos, y orgasmos ficticios le iban marchitando el alma. Llevaba QUINCE meses en aquel burdel, pero ella sentía ya que habían pasado quince años.
¿Justicia?
Tenía dudas, pero no por ello dejó que amainara su esperanza. La pasión por vivir de manera digna y libre era el timonel que marcaba el rumbo. No fue alegría, más bien nostalgia y miedo, aquellas emociones experimentadas al dejar su hogar en una huida que exigiría arriesgarlo todo. Tenía un corazón puro, blanco e inmaculado, pero el destino nunca fue magnánimo; hoy tampoco tocaba diferenciar entre viles y bondadosos. De los sesenta que zarparon en aquel precario cayuco, solo quince vieron cómo Mamadou se perdía en las tenebrosas profundidades del mar mientras rezaban pidiendo no caer al agua también.
Me dijeron que aún había esperanza. Que le ponía mucha pasión y alegría en su esfuerzo de rehabilitación. El futuro era un lienzo en blanco. En solo quince días se sabría si el tratamiento había dado resultado.
Lloramos juntas de felicidad cuando nos desvelaron que había desaparecido.
La vida le daba una segunda oportunidad y no iba a desaprovecharla.
Cogió el teléfono y marcó el número.
– Hijo, soy yo, tu madre. Solo decirte que te quiero.
Las bases del concurso son muy claras: hay que publicar y enviar el relato con su título, para concursar.
Título: Paloma
Querida amiga, siento los duros momentos por los que has pasado. Quiero decirte que la ESPERANZA es lo último que se debe perder. Siempre sentiste una gran PASIÓN, tenías ALEGRÍA de vivir y disfrutabas de las cosas sencillas. No debes pasar más noches en BLANCO. Regresa a tus raíces y toma la fuerza de los QUINCE años. Vuelve a ser tú misma. Las pérdidas son parte de la vida, nos enseñan de que materia estamos hechos y a darnos cuenta de todo el amor que sentimos y por el cual sólo podemos estar agradecidos.
Siempre a tu lado.
Te quiero
Para siempre
Su innata esperanza se transformó en desaliento, su pasión adolescente en indiferencia primero y en angustia después, su antigua alegría dio paso a la amargura… Un niño de doce años vuelto del revés por ser señalado como el blanco fácil de una panda de chavales malcriados que por jugar a ser dioses hicieron que Marcos se tragase quince pastillas para dejar de ser. Y Marcos lo consiguió. Y el remordimiento aguijoneará a los causantes del desenlace fatal para el resto de sus vidas.
Campo de batalla
La maestra se llamaba Esperanza, un nombre curioso para la escuela hostil donde trabajaba. En cada recreo iba al baño y rezaba una oración en silencio; clamaba al Altísimo por aquello que el sistema no podía atajar. Enmascarada en la pasión por enseñar y la alegría estática de su sonrisa, tomó su delantal blanco, se lo calzó cual armadura medieval, y se enfrentó a los quince enemigos.
ENTREGA
La nave que hace tanto tiempo navega, tranquila aguarda en las aguas serenas, con esperanza, sin prisa, el proximo soplo, la siguiente brisa, sin pasion, ni alegria.
Pero quien la viera cuando el viento llega, cuando con fervor se hinchan orgullosas las velas, se inflaman, se engrandecen en total entrega, enceguece el blanco inmaculado de sus telas nuevas, se llenan de viento, lo devoran, lo atesoran y con él, vuelan. Quince son los que a bordo quedan, quince para atar cabos, soltar velas, todos ellos una sola voluntad que a una misma deidad veneran: la nave que los lleva.
“Muerte de un cineasta”
Ha sido la vocación, no la esperanza la que me ha mantenido vivo. Mi trabajo me ha ayudado a mantener la pasión y la alegría por vivir, conservando una inmensa curiosidad por conocer el final de esta película. El decorado es un túnel a cuyo final se ve un resplandor intensamente blanco. El actor, director y guionista soy yo mismo. Quince años desde que me diagnosticaron esta enfermedad y por fin voy a rodar el desenlace de esta historia. Para esta última toma, estoy completamente solo. Vamos allá. Claqueta: tres, dos uno, ¡acción! Fundido a negro…
ESPERANZA
Tenía claro el nombre que le iba a poner al barco: «ESPERANZA». Un hombre de tierra adentro, de llanuras eternas y montañas, tuvo que cumplir los cincuenta para descubrir su verdadera PASIÓN: navegar. La primera ALEGRÍA la obtuvo cuando lo botaron en el astillero. La botella de cava estalló sobre el BLANCO inmaculado de su casco. Estaba solo. No había música ni fanfarrias. Nunca las necesitó. Colocó la pasarela y por fin pudo subir a aquellos escasos QUINCE metros de eslora en los que pensaba pasar el resto de sus días.
Cargó las provisiones y enfiló la bocana del puerto…
Singrafista, Octubre 2024
REINICIO
Con manos temblorosas, se inyecta la primera dosis de esperanza, acallando las voces que le conminan a abandonarlo. Luego, se ayuda con un trago a ingerir el comprimido de pasión, intentando despertar de nuevo lo que sentía por él. Finalmente, inhala humos de alegría que puedan socavar sus ansias por bucear en el mar de la depresión y acabar con su vida.
Cuanto surten efecto, su mente queda en blanco. En solo quince segundos lo ha olvidado todo, pulsará su botón de reinicio, lo intentará de nuevo con fuerzas renovadas, logrará que esta vez funcione, podrá volver a comenzar.
INSTANTE ESPERADO
Ya pasó aquel momento que siempre le había generado ansiedad.
Tenía la esperanza de que la recibieran sus padres, sus abuelos, y tantos seres queridos que hacía tiempo extrañaba.
El instante no tuvo la pasión que la atormentaba en su imaginación, sino una serena alegría.
La rodeaban personas con los ojos llenos de lágrimas. Pronto estaría vestida de blanco.
Hacía quince minutos que se había detenido su corazón.
ADIÓS
Nos habían adelantado que éste iba a ser el verano más duro de nuestras vidas. Lo que no sabíamos es que iba a ser el último. Viajamos a Valencia con la esperanza de volver aún más fuertes e íbamos a poner toda nuestra pasión y empeño en ello. Pero nuestra inicial alegría pronto empezó a desvanecerse. Nuestro cuadro en blanco sólo iba a ser pintado por sombras oscuras y tenebrosas y las piedras en el camino, cada vez más puntiagudas. Ya casi sin fuerzas, dediqué mis últimas quince horas a decir adiós a los míos. Siento haber perdido la batalla.
Paco
Paco tenía la esperanza de terminar lo planificado para fin de año, sin embargo, pasando los días, la pasión por el trabajo se fue perdiendo; ya no era el mismo. Esa alegría que le caracterizaba se fue borrando; de pronto en el trabajo perdía la concentración y por eso algunas veces era el blanco de los insultos, no dormía bien y siempre llegaba tarde.
La renuncia vino enseguida, nadie sabía por qué, pasaron los días hasta que una mañana; uno de los muchachos trajo el periódico y en la página quince estaba él.
Estaba cansada de escuchar que la esperanza es lo último que se pierde. No hacía más que volcar toda la pasión que le cabía en el alma en hacer lo que más le gustaba: enseñar. Era lo único que la hacía escapar de su propia realidad. El amasijo de alegría y nervios de los primeros días del curso era indescriptible. Al llegar a casa, intentaba poner la mente en blanco, pero era imposible. Quince meses. Ese día hacía quince meses que su hijo había sufrido el accidente. La espera era agónica. Sonó el teléfono, y temblorosa descolgó. Pablo había despertado
Cinco palabras
Me pongo a escribir y, de nuevo, me sorprendo gratamente.
Afortunados los seres humanos que disfrutamos de la palabra, de las palabras. Es cierto que las hay vacías, inertes, soeces, desvergonzadas y hasta tiranas. Pero muchas otras están hechas de luz. Tan solo una palabra es suficiente para irradiar felicidad.
Esperanza, pasión, alegría, blanco, quince. Estas no son solo palabras. Por el modo que llegan y desde donde se presentan son especiales. Podrían ser sinónimo de solidaridad, calor, empatía, respeto, amor, ayuda, admiración o muchas otras que transmiten lo que podemos ofrecer a los que lo necesitan.
Lentísimos
Lo vio, entre repollos de esperanza. ¡Y qué pasión lo invadió, qué locura! ¡Y al otro cuando se entrechocaron sus pupilas! Se precipitaron, al reencuentro, a toda velocidad, que era la velocidad de las plumas en un día sin viento. Tres horas después, se enredaron entre babas. Alegría y desconsuelo en un abrazo blanco, que iluminó y abrasó el color: de los cuarenta y nueve que eran, solo quince habían sobrevivido a la cosecha del viernes. Se separaron sin quererlo y supieron que no venían tiempos mejores; pero aletea el empeño por vivir, incluso entre los lentísimos caracoles.
Miro alrededor. Todo es verde. Dicen que su apellido es esperanza. Me pregunto por qué. Esa pasión mía por preguntarme todo.
Miro alrededor. Todo es vegetación. Aves cantando y suspiros volando. Yo lo asocio más a la alegría. La libertad. Verde libertad.
Vuelvo a la realidad. Cojo una hoja de mi libreta. Hay ausencia de color. No hay nada pero queda mucho por escribir. Queda vivir. ¿Por qué no blanco ilusión?
¿Por qué la niña bonita es el quince? Cuando he visto mujeres hermosas disfrutando como niñas de los recuerdos de la vida.
Miro sus hojas. No cabe nada más.
Perdí la ESPERANZA de pasar una noche de PASIÓN contigo, el día en que con indisimulada ALEGRÍA saliste de la iglesia vestida de BLANCO del brazo de mi mejor amigo. Y yo que pensaba que solo jugabas con él para darme celos. Ya han pasado QUINCE años, y de mi amigo ni tú ni yo sabemos nada. Él se fue sin despedirse de mi vida y de la tuya. Y yo aquí estoy, tratando de reavivar los rescoldos de ese amor primero. Pero tengo la duda de si lo que ahora quieres es jugar conmigo para conseguir que él vuelva.
Diagnóstico
Me encontraba en aquel hermoso lugar, rodeado de árboles de todas las estaciones, scon enderos repletos de flores y esa hierba crecida y fresca que el viento acariciaba al pasar. Este paisaje era como un cuadro lleno de vida que ingresaba a mi habitación y mantenía viva mi esperanza. Tal vez volvería a escribir con mucha pasión, aprovechando la alegría que emanaba de mi ser.
Pero de repente sentía que mi mente estaba confundida. Sólo podía ver el blanco pulcro de aquella hoja, colgada en la pared. Trataba de comprender, de qué manera esas quince letras que giraban en mi cabeza, podían convertirse en un anagrama diferente. ¿Me acompañarían resonando sin descanso hasta el final de mis días?. Con el pasar del tiempo todo tenía sentido y al leerlas todas unidas me regalaban un patético ENLOQUECIMIENTO.
Me daba cuenta que estaba, sin saberlo, en el psiquiátrico en esa sala especial.
Diagnóstico
Me encontraba en aquel hermoso lugar. Este paisaje, un cuadro lleno de vida que ingresaba a mi habitación y mantenía viva mi esperanza. La pasión y la alegría emanaban de mi ser.
Mi mente estaba confundida. Sólo podía ver el blanco pulcro de aquella hoja, colgada en la pared. Trataba de comprender, de qué manera esas quince letras que giraban en mi cabeza, podían convertirse en un anagrama diferente. ¿Me acompañarían resonando sin descanso hasta el final de mis días?. Claro, al leerlas todas unidas me regalaban un patético ENLOQUECIMIENTO.
Estaba en el psiquiátrico en la sala especial.
SUPERVIVENCIA
La esperanza los sostenía. La caza era la pasión que movía al clan. Cuando la presa era grande la alegría invadía a todos. No solamente era comida apreciada, los más pequeños disfrutarían la narración de su captura alrededor del fuego. Para eso el grupo cazador se habían ausentado unos días. Esos relatos influyen mucho en los nuevos futuros cazadores. Serán inolvidables para ellos. Cuando todo se volvía blanco otra vez, la nieve y el frío implacable, apenas quedaban unos quince.
Aún recuerdo
—Mira, hijo.
Mi madre sostenía un trocito de esperanza en la palma de la mano. Lo miraba con una pasión con la que solo la había visto mirar a mi padre, sonreía.
Desde que papá se fuera al frente del Ebro para no volver, la alegría en nuestra casa brillaba por su ausencia. La gallina que mamá había conseguido comprar con lo que ganaba cosiendo había puesto su primer huevo. Estaba ahí, blanco y brillante, aferrándonos a la vida como una promesa de futuro.
Yo tenía quince años, setenta menos que ahora. Hay cosas que nunca se olvidan.
Coloquio de tres Devas
– … entonces, nació en plena guerra.
– Bastantes complicados esos días.
– Poca esperanza.
– Aun así, lo logró.
– Mucha pasión.
– Repíteme su nombre
– Carbajal.
– Tavo Carbajal.
– ¿Niveles de alegría?
– Al máximo.
– ¿Algo más?
– Devoto incondicional.
– ¿Blanco merengue?
– Sí.
– Pues creo que esto sería todo… autorizo al sujeto para su tra
– Esperen, quiere decir algo.
– ¡Vamos chavales! ¡Por otras quince champions!
El pasado fue un fragmento del diálogo 88/64.As/44 tomado el 31 de mayo de 2025 al medio día. Ubicación: Múnich, Alemania.
EL ESPEJO
Melissa toco el espejo con un dedo; la esperanza de abrazar a su hijo estaba en el aire, nunca había sentido tanta pasión por vivir: la alegría de tener al bebe en sus brazos vestido de blanco era poesía… El 15 saldría de la unidad neonatal. No obstante, ese fatídico día su corazón se hizo añicos cuando le dijeron que había muerto. Una falla cardiaca y su gotita de algodón se resquebrajaba en el infinito… más allá, en ese instante el espejo quedo roto del reverso: un llanto de bebe enfurecido increpaba a su madre a que fuera a abrazarlo.