Fundación Cinco Palabras

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PRÓLOGO MES DE JULIO

DE CORINA IGLESIAS, ESCRITORA SOLIDARIA Y COLABORADORA DE FUNDACIÓN CINCO PALABRAS

Es un honor escribir el prólogo para una causa en la que confluyen dos mujeres a las que siento gran admiración.

Siempre me gustó jugar con las palabras y les otorgo distintos matices según su posición.

Buena gente y gente buena significa lo mismo, pero en mi imaginación el matiz cambia.
Durante mi vida he conocido mucha buena gente, incluso yo me considero buena gente, es fácil encontrar personas que ayudan a los demás, son buenos con su familia, sus amigos, incluso con conocidos, pero en un entorno acotado, reducido, dentro de la comodidad de su espacio, con unos límites que mantienen su zona de confort. Pero gente buena… personas que renuncian a su comodidad, a la familia e incluso a su vida a favor de otros, es muy difícil encontrarlo. Hace años tuve la suerte de toparme con una de estas personas especiales.
Invitaba a participar en un concurso de camisetas customizadas para cinco palabras, contagiada de su entusiasmo preparé la mía sin saber que las palabras que puse en esa camiseta serían el pasaporte a cosas, situaciones y personas maravillosas que tuve el gusto de experimentar y conocer.
Así descubrí lo que Mar Olayo consigue a través de cinco palabras, despierta corazones y une voluntades ayudando a quien lo necesita.

Cariño, iniciativa, niños, corazón, organización, con estas palabras escribí mi primer relato.

Esas cinco palabras son cualidades que encontraría en muchas de las personas que se cruzaron en mi vida a partir de ese momento, como Rocío Mendo, que hace tiempo dejó de ser amiga para convertirse en hermana, quien me presentó a Ana, la protagonista de la causa de este mes.

Cuando conocí a Ana Santero sentí el privilegio de estar con alguien excepcional, entregar tu vida entera a una causa que te aleja de tu casa y de la familia es un acto de valentía y generosidad, que solo alguien con el corazón rebosante de bondad puede realizar.

En su mirada portaba el peso de una vida llena de batallas que hizo suyas, impidiendo que se conviertan en batallas perdidas. Esos mismos ojos se iluminaban al hablar de sus niños, así comprendí que no fueron batallas, siempre fueron actos de amor y nunca se alejó de su familia simplemente la aumentó.
 
Hoy la casa de Los Ángeles es el hogar donde los niños encontraron el amor que habían perdido.

Gracias Ana por ser un ejemplo para todos los que te conocemos.

Gracias María Ángeles Santero por ser su apoyo incondicional.

Gracias Mar Olayo por ayudar a esta causa y tantas otras.

Por muy poquito que aportemos, cada granito suma, gracias a todos los que colaboran de alguna forma con causas que lo necesitan, son pinceladas que hacen el mundo más bonito.

Os esperamos en El Baúl de Corina.

Todos los meses mercadillo solidario  en apoyo a La Casa de Los Ángeles.

El 7 de julio nos vemos en la plaza de Colmenarejo de 10h a 14h.

 ¡Únete al movimiento de la moda sostenible y solidaria!  

@elbauldecorina2022 divinostesoros2023


CORINA IGLESIAS

Mi nombre es Ana Santero y soy la madre de los niños y niñas de La Casa de los Ángeles en Honduras. Hace veinticinco años, la vida me llevó a Honduras como voluntaria en un colegio de Tegucigalpa, donde apoyé a niñas de escasos recursos afectadas por el huracán Mitch. Aquellos once meses fueron inolvidables.
Al regresar a España, me di cuenta de que mi labor no había terminado. Decidí volver a Honduras y continuar mi voluntariado en diversos proyectos, incluyendo la asistencia psicológica a transexuales, un colectivo muy castigado en este país, y el apoyo psicológico a los niños y niñas de oncología pediátrica de un gran hospital de Tegucigalpa. También fui profesora voluntaria en el Instituto Hondureño de Educación por Radio, entre otros.
Hace veinte años, en un viaje a San Pedro Sula, conocí a Elena, la primera de mis diez hijos. Digo hijos porque, aunque no los he parido, para mí lo son, de la misma manera que yo soy su madre para ellos. Con Elena comenzó esta aventura, y luego llegaron Isis, Esther, Lali, Eduardo, Selvin, Saúl, Alvarito, Ana y la pequeña Alejandra, que ya ha cumplido nueve años.
Durante estas dos décadas, les he dedicado mi vida, procurando siempre su felicidad y estabilidad, e inculcándoles valores y principios con un fuerte sentido de arraigo al núcleo familiar. En mi vida, ellos lo son todo y, como madre, quiero lo mejor para ellos. Deseo que tengan la posibilidad de labrarse un futuro con oportunidades en un ambiente donde puedan sentirse libres y seguros.
He tenido la fortuna de conocer a la Fundación Cinco Palabras y a Mar Olay, gracias a mis dos grandes amigas, Corina y Rocío, quienes son de gran ayuda. Agradezco profundamente la colaboración de la Fundación Cinco Palabras y que nos hayan elegido como causa del mes.
Quiero agradecer de corazón a la escritora solidaria Rosa Cabrera que haya decidido destinar el premio a nuestra causa. Esta aportación ayudará a mejorar la calidad de vida de mis hijos.
Ellos merecen lo mejor y confío en que la vida me acompañe en este importante camino, sabiendo que cuento con el apoyo de personas con un corazón inmenso, incluyendo mi familia. A todos, muchísimas gracias, siempre.