El pasado 7 de junio, la prestigiosa periodista dio sus cinco palabras durante la entrevista que realizó a nuestra Presidenta, Mar Olayo, en su programa JELO, Onda Cero.
SORORIDAD
SOLIDARIDAD
PAPARRUCHA
FRUSLERÍA
RADIO
ESCRIBE TU RELATO SOLIDARIO, SIGUIENDO LAS SIGUIENTES NORMAS
NORMAS DE CINCO PALABRAS
Normas de CINCO PALABRAS para escribir un relato solidario:
1-. Extensión máxima 100 palabras.
2-. No se cambiará la posición de las palabras.
3-. No se modificará el género ni el número de las palabras proporcionadas.
* Se eliminarán los relatos que no cumplan las normas.
* ¿Quieres participar en nuestro concurso de microrrelatos? Consulta las bases aquí
Este mes de julio estrenamos la Fundación Five Words, con las Cinco Palabras de Julia Otero 🥰🖐🏽 en apoyo a Asociación Síndrome de Marfan-España-SIMA
https://youtu.be/sWdSerPXIHM
CAUSA: ASOCIACIÓN SINDROME DE MARFAN
PALABRAS DE JULIA OTERO
TITULO: GRACIAS
POR: ZOE LA GATIPOSA
Dos sueños: ayudar a los demás y pintar. Sin ser su profesión, el arte le acompaña en lo que hace. Con sororidad y solidaridad como estandartes y un juego de cinco palabras (pero ninguna paparrucha), fundó su Asociación para hacer un mundo más digno para todos.
No fue una fruslería de su generosidad, como algunos pensaron. Durante 10 años los escritores solidarios y las causas ayudadas aumentaron, los relatos en la radio no dejaron de escucharse. Tesón y corazón para ser Fundación, más personas, más lugares, más causas…. y siempre el arte como bandera. ¿Cómo no va a estar el Universo de su parte para ver cumplidos sus sueños?
RELATO MES DE JULIO
CAUSA: ASOCIACIÓN SINDROME DE MARFAN
PALABRAS DE JULIA OTERO
TITULO: ALGÚN DIA
POR: ZOE LA GATIPOSA
– ¿Qué significa sororidad? Preguntó mientras la peinaba.
– Significa solidaridad entre las mujeres frente a abusos cometidos contra ellas. Hace mucho que no se usa esa palabra.
-Entonces ¿es una paparrucha, Abu? No he visto ni he oído que eso pase.
-Hubo un tiempo que sí; pero gracias a la lucha para hacer comprender que todos somos iguales, aunque distintos; ahora no es más que una fruslería en nuestro recuerdo.
-Qué cosas sucedían cuando eras joven abuela, parecen novelas antiguas de la radio.
………Y desperté mientras escuchaba la noticia de la muerte de una joven a manos de su pareja……
Frente a ti
mirando tus ojos,
te veo pequeña y distante.
La sororidad y la solidaridad
van de la mano en este fluir de vida.
No entiendo los miedos,
el autorrechazo por cualquier paparrucha o fruslería.
La vida de vivir,
de afrontar y sentir,
de dejarse llevar…
suena la música en la radio y el espejo me sigue mirando.
«La sororidad ha hecho que hoy en día tú y yo estemos hablando y podamos vivir en este hermoso planeta. Si la pusiéramos en la balanza de la justicia frente a la bestia feroz del odio, la dominación y las guerras de los hombres la diferencia sería tal que el gran hacedor diría: «¡Qué poca solidaridad…! ¡Menuda paparrucha han hecho los hombres, todo lo que veo es una gran fruslería!» Gracias a ellas, a las mujeres, que creyeron en el amor, pudieron salvar la especie…» dijo la premio Nobel de la Paz por la radio en el programa de Julia.
Continúo en este tiempo nuevo y sigo escribiendo en la Fundación Cinco Palabras. Una Fundación que acaba de nacer y a la que le deseo una larga vida. Una vida maravillosa y con nuevas palabras como: Sororidad, Solidaridad, Paparrucha, Fruslería y Radio. Palabras que espero y deseo que sean las primeras de muchísimas donde escribir relatos que iluminen las ilusiones de gente de aquí y de allá.
En la vida son importantes los sueños. Yo llegue a Cinco Palabras gracias a un sueño, un sueño que me eligió y sin saberlo me abrió muchísimas puertas, puertas que me darían amor.
LA NUEVA JEFA DE PERSONAL
La mujer oculta en un rincón escuchaba la supuesta SORORIDAD de Laura, una morena que tintaba sus canas y se pintaba los labios cada vez que visitaba al jefe.
Una a una, habían sido vendidas.
Salía sin carmín en los labios después de cada visita…
La rabia por “esa” SOLIDARIDAD ante el acoso a una compañera le hizo dejar de escuchar PAPARRUCHAS y FRUSLERÍAS.
Justificó a la empresa.
Era la nueva jefa de personal.
La mujer se levantó y asestó una contundente bofetada, en directo, en la RADIO, a la nueva jefa de personal.
La despidieron.
¡Cómo disfrutó esas vacaciones!
Julio 2023 Ibán J. Velázquez
Autor de Fuegos Fatuos, antología de lo Increíble.
CODO CON CODO
Sororidad y fraternidad;
inclusivo canto de hermanamiento
concebido en solidaridad.
Que el concepto se respalde,
que no acabe en paparrucha
vacía y sin sentido;
fruslería insignificante,
degradación de su honorable contenido.
Combatida la crueldad que golpea,
con su irracional veneno,
líneas torcidas habrán de corregir el rumbo.
Sin bandos enfrentados
sin conculcar derechos;
intachable se pretende la conquista.
Viaje inaplazable
al centro más humano;
esencia de lo que somos.
Mujeres y hombres,
codo con codo,
reconociéndonos distintos
y al mismo tiempo iguales.
Que lo pregone una radio
y lo verse un poeta;
que unidos somos cómplices
en una sola naturaleza.
ORGULLO LGTBIQ+
Estaban enamoradas pero su amor no era bien visto por los vecinos de su pequeño pueblo. Pero de ese año no pasaba. Se iría a la capital a participar en la semana de orgullo.
Llego el día. En Madrid encontraron un maravilloso mundo donde reinaba la sororidad entre las mujeres y la solidaridad del resto de participantes. Las frases y eslóganes que coreaban no eran como la paparrucha o frusleria que oían a los viejos de su aldea.
Al volver a casa, cuando escuchaban en la radio el gran número de asistentes, Ana y Carmen pensaban “Nosotras estuvimos allí “.
LLAMADME LUDWIG
¡Cómo comparar los doscientos años de mi muerte con la eternidad que disfruto en el Panteón de Genios Ilustres!
Fui seguidor de los ideales de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad o Sororidad en Solidaridad con las mujeres.
Entonces admiraba a Napoleón, hasta que cometió la paparrucha de autoproclamarse Emperador. No fue una fruslería cualquiera, no: fue toda una declaración de intenciones.
Al muy cretino me lo encuentro en el Jardin de los Inmortales. No le digo nada, ademàs ahora puedo escuchar en la radio todas mis composiones. Con ayuda de un Sonotone, claro.
¡BENDITO SILENCIO!
Josefita no sabía qué era SORORIDAD pero sí que había hecho lo que debía.
De madrugada… ¿Soñaba? Gritos, voces discutiendo, golpetazos…
Con dificultad agarró su andador, pertrechada con su teléfono y botón teleasistencia. A oscuras llegó hasta la mirilla: una mujer gimiendo con el rostro ensangrentado, el vecino narcotraficante gritando «no pasa nada» al otro vecino en pijama, el policía.
Temblando, temiendo lo peor y en SOLIDARIDAD con la mujer, sigilosa, llamó al 091.
Después reinó la calma. ¡Cuánta PAPARRUCHA se oye! La última FRUSLERÍA de la boda del verano sonaba en la RADIO; la apagó.
Se durmió al alba…
©María José Gómez Fernández. Relato basado en un hecho real sucedido recientemente en una ciudad del sur de España.
Sobresaliente
El hijo aplicado trabaja concentrado. Busca sororidad en Google y copia que es la relación de solidaridad entre las mujeres. Otra paparrucha sin interés que debe incluir en su libreta de lengua para completar la tarea. Mientras rebusca en la despensa alguna fruslería para picar, escucha la radio del abuelo, que no sabe lo que es Internet, el pobre. Como ha terminado los deberes, tiene permiso para jugar con la consola.
Logra hacerse con la codiciada bomba especial, gracias a la cual destruye una escuela y una biblioteca y gana la insignia del campeón. ¡Él siempre es el mejor!
Sororidad es la solidaridad entre mujeres que se unen y apoyan para un bien común y su propio crecimiento. ¿Conocías su definición y valor? No nos confundamos, no es ninguna paparrucha ni fruslería.
Vivimos en un mundo acostumbrado al enfrentamiento entre seres humanos, es lo que hemos aprendido. Vivimos en un constante tiempo mal invertido, pero siempre estamos a tiempo de darle un giro, desarrollarnos personalmente y formar unidad para la mejora de nuestra vida y, en consecuencia, de lo que nos rodea.
Sería bonito hacer un programa en radio sobre este tema
Al final:
Atrapamos los momentos cuando sentimos que los podemos perder. Como la sororidad entre mujeres, enfrentandose juntas a las adversidades. Algún día ayudaremos, con solidaridad, como deberíamos hacerlo . Las heridas están hechas para curarse, al igual que las palabras para decirse. Algunos piensan que la vida es una paparrucha, otros, un absurdo infinito. Algunos la tratan como tratas a una fruslería, pidiendo perdón sin sentirlo, un fallo deliberado sin pensar en las consecuencias. Oímos por la televisión y por la radio noticias, que nos deberían enfadar, pero no las escuchamos ¿Por qué será?.
Cuento Zen agrietado
La sororidad y el esplendor entre las columnas milenarias quedó enfatizada el día en que, en el dintel principal del gran palacio, apareció una grieta diminuta. Los muros de piedra y el roble de los techos, presumiendo también de solidaridad, se echaron a reír: «¡Menuda grietita paparrucha! —dijeron—; apenas sobrevivirás unas horas, porque enseguida serás fruslería de estuco para carpinteros». Tantas burlas le hicieron que, entre estertores de risas, acabaron provocando un temblor morrocotudo.
Para cuando la radio anunció el derrumbe del palacio, ya sólo quedaban escombros bajo la oquedad de la noche de los tiempos.
LA ÚLTIMA HABITANTE
Soy la última habitante de mi aldea, de apenas doce casas. Antes podía sentir la sororidad de mis vecinas, que ahora descansan en el camposanto. La solidaridad entre nosotras ante la dureza de la vida era reconfortante. La naturaleza me provee de casi todo. El agua del manantial, las setas del monte, las truchas del arroyo o la leña del bosque.
Mis nietos vienen a visitarme con alguna que otra paparrucha que yo no entiendo, como agroturismo o teletrabajo. Me parece una fruslería que la aldea vuelva a resurgir, pero yo me conformo con escuchar la radio. Ya veremos.
El corazón de coral
La luz que se filtra por la ventana es débil. Debe ser muy pronto.
Desde el patio llegan sonidos de pasos pesados, botas, y gritos y perros ladrando.
Hava me pone en la mano su colgante de coral, un pequeño corazón rojo.
–Quédatelo, Rivka. Como muestra de sororidad.
Me abraza fuerte.
Los verdugos irrumpen en la habitación. Gritos y llantos.
Ninguna solidaridad de los vecinos, sólo miradas de burla. No era una paparrucha.
Apreto el corazón en mi mano. Nadie nota el colgante. Una fruslería que me hace feliz.
Cae el silencio solo roto por el zumbido de la radio.
Elisa, 98 años, sin estudios, no conoce el significado de sororidad, aunque en la fábrica, donde trabajó desde muy joven, la ejerció con muchas dificultades.
Y desarrolló junto con sus compañeras, eran todas mujeres, un gran sentido de la solidaridad, el único modo de poder defender sus reclamaciones, que se fueron traduciendo en alcanzar mejores condiciones laborales y, lentamente, respeto hacia sus derechos.
Inicialmente sus peticiones fueron entendidas como paparruchas y fruslerías, pero con el tiempo consiguieron que llegara a la radio local la situación de precariedad de sus puestos de trabajo. Esto produjo la concienciación social que necesitaban.
Elisa, 98 años, sin estudios, no conoce el significado de sororidad, aunque en la fábrica, donde trabajó desde muy joven, la ejerció con muchas dificultades.
Y desarrolló junto con sus compañeras, eran todas mujeres, un gran sentido de la solidaridad, el único modo de poder defender sus reclamaciones, que se fueron traduciendo en alcanzar mejores condiciones laborales y, lentamente, respeto hacia sus derechos.
Inicialmente cada petición fue calificada como paparrucha o fruslería, pero con el tiempo consiguieron que llegara a la radio local su situación de precariedad en los puestos de trabajo. Esto produjo la concienciación social que necesitaban.
¡BENDITO SILENCIO!
Josefita no sabía qué era SORORIDAD pero sí que había hecho lo que debía.
De madrugada… ¿Soñaba? Gritos, voces discutiendo, golpetazos…
Con dificultad agarró su andador, pertrechada con su teléfono y botón teleasistencia. A oscuras llegó hasta la mirilla: una mujer gimiendo con el rostro ensangrentado, el vecino narcotraficante gritando «no pasa nada» al otro vecino en pijama, el policía.
Temblando, temiendo lo peor y en SOLIDARIDAD con la mujer, sigilosa, llamó al 091.
Después reinó la calma. ¡Cuánta PAPARRUCHA se oye! La última FRUSLERÍA de la boda del verano sonaba en la RADIO; la apagó.
Se durmió al alba…
Es la segunda vez que lo envío porque el anterior no se aprobó y se ha cambiado la página, que me ha resultado difícil de encontrar. El plazo se acaba en unos días y si no se aprueba el comentario, relato, tampoco podré enviarlo al concurso por correo electrónico. Gracias.
¿Habéis venido todas al casting de Cinco Palabras?
Sí.
Qué nervios ¿verdad?
Aquí hay palabras preciosas. Va a ser muy difícil.
¿Cómo os llamáis?
Yo, Sororidad.
Yo, Solidaridad.
¿Sois hermanas?
No, pero procuramos ir siempre juntas para que el mundo funcione mejor.
¿Y vosotras dos?
Mi nombre es, Paparrucha.
Qué palabra tan divertida.
Dicen que estoy un poco loca.
El mío, Fruslería.
Vaya, suena elegante.
Nunca me lo habían dicho. Normalmente nadie me da demasiada importancia.
¿Y tú? Preguntas mucho. Eres muy curiosa.
Es una mis cualidades. Me llamo, Radio.
Y ¿para qué sirves?
Para daros voz a todas vosotras.
PALABRAS
Mi madre solía sacar palabras de los bolsillos. Ayer sacó sororidad. A mí me sonó a música pero me dijo que todo el mundo debería saber el significado y que entre nosotras teníamos que ayudarnos. Que era un gesto de solidaridad. Me habría gustado decirle que esa palabra era una paparucha pero se puso demasiado seria, como cuando yo gastaba el dinero del pan en alguna fruslería. Que si no había escuchado en la radio la que se nos avecinaba. Tenía el mismo miedo que todos pero me consolaba que hubiera cielo, amor, mañana. Siempre un mañana.
Naderías
Las tiene en el desván, las alas que tuvo que dejar, cuando la sororidad le empujó a cuidar del vuelo de su amiga. Esa que ahora recorre los confines del mundo en un revoloteo continuo y desprovista de toda solidaridad.
Esa que considera que su trabajo fue una paparrucha. Un gesto innecesario para alguien tan suficiente como ella. ¡La fruslería de una anciana: comenta cuando le preguntan!
Amanece lento, como con pereza, los rayos del sol entran por la ventana justo cuando, ajustada a sus descoloridas alas, se echa a volar. La radio divulga la hazaña.
LA CURA
Me hice abogada para luchar por causas justas. Una de ellas es la igualdad y la sororidad es clave para conseguirla. Hemos avanzado mucho en derechos y contamos con la solidaridad de la mayoría, no obstante, hay cosas pendientes.
La NASA prepara el primer viaje a la Luna de una mujer. Para muchos parecerá una paparrucha, pero no será ninguna fruslería sino un gran paso para la humanidad. Ojalá plante allí una bandera blanca que finiquite las guerras. Me encantaría escuchar esa noticia en la radio. Aunque mi prioridad es mi hermana, deprimida. Debo ayudarla. Quiere ser sacerdote.
SE TRATA DE VOCACIÓN
Trabajé en varias ocasiones con mujeres, aunque no sabíamos de sororidad, todas nos pisábamos para llegar antes.
Así nos lo explicaron en los cursos de formación. ¡La que llega primero será la mejor!, ─nos dijeron.
Cuando terminamos, preferí no ocupar un lugar sino llegar, y apostar por la solidaridad. Mucha paparrucha hubo en las palabras de aquellos monitores que, a la hora de la verdad mostraron fruslería, discursos vacíos para rellenar contenidos, pero que no me llevaban a ningún lugar.
Mi objetivo era ganarme el pan en la radio, en la redacción o en los teletipos. ¡Soy profesional!
FEMINISMO
—¿Sororidad? —dijo Juana—. No sé qué significa.
Brenda contempló sorprendida a su amiga.
—¿En serio? Creí que sabías que el término alude a la solidaridad entre las mujeres que luchamos por nuestros derechos.
—¿Eso? ¿Me estás tomando por idiota? Eso no existe, es una paparrucha inventada por cuatro pícaras, una fruslería, una completa ridiculez.
—Pues ha llegado el momento de que tomes en serio la necesidad de que nos empoderemos —replicó Brenda—. Escuché en la radio que un diputado machista propone crear un campo de concentración para encerrar a las feministas más molestas y combativas.
Señorita, me ha sorprendido gratamente su ensayo. Hasta ahora, ningún alumno trabajó los vocablos SORORIDAD y SOLIDARIDAD de la mano de Unamuno y Aristóteles.
Gracias a la Historia, en cualquiera de sus facetas, sabemos de dónde venimos, cual es nuestro momento actual y cuál puede ser nuestro destino. Ignorarla nos convierte en seres manipulables.
Esto no es una PAPARRUCHA ni una FRUSLERÍA.
Ampliar el RADIO de nuestro conocimiento intelectual es una obligación si no queremos convertirnos en burros marchando tras una zanahoria.
Cuanto más cultivado es el individuo más complicado resulta engañarle haciéndole creer en argumentarios falaces.
Tomen nota.
DUELO
Destrocé el Ipad con un martillo. Me harté de escuchar una y otra vez las palabras “SORORIDAD” y “SOLIDARIDAD” en el curso virtual de superación del duelo para mujeres. Encendí la RADIO para oir una que otra PAPARRUCHA o algún comentario sobre lo mal que va este mundo, eso me brinda una extraña forma de consuelo. Las cifras de muertos en algún lugar son un regalito coqueto, una FRUSLERÍA más para mi mente. Solo necesito saber que hay alguien que sufre como yo, alguien que comprende como es vivir 40 años contigo y no poder volver a verte.
El corazón de coral
La luz que se filtra por la ventana es débil. Debe ser muy pronto. Desde el patio llegan sonidos de pasos pesados, botas, y gritos y perros ladrando. Hava me pone en la mano su colgante de coral, un pequeño corazón rojo.
–Quédatelo, Rivka. Como muestra de sororidad.
Me abraza fuerte.
Los verdugos irrumpen en la habitación. Gritos y llantos.
Ninguna solidaridad de los vecinos, sólo miradas de burla. No era una paparrucha.
Apreto el corazón en mi mano. Nadie nota el colgante. Una fruslería que me hace feliz.
Cae el silencio solo roto por el zumbido de la radio.
SOY MISTERIO
Mi nombre es Misterio, lo digo en serio. No vivo en ningún monasterio ni falansterio ni hablo sumerio. No tengo más apellido que la sororidad ni más destino que la solidaridad, por mucho que me anuncien como si fuera una paparrucha. Sí, calzo babuchas, pero no, no soy ninguna fruslería ni amiga de la superchería, resistiré, día a día, aunque me rompan el brazo, el radio, el cúbito y todos los huesos del cuerpo. No me quebrarán el espíritu. Resistiré y eso no es ningún misterio.
LLAMADME LUDWIG
¡Cómo comparar los doscientos años de mi muerte con la eternidad que disfruto en el Panteón de Genios Ilustres! Fui un seguidor de los ideales de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad, o SORORIDAD, en SOLIDARIDAD con las mujeres. Entonces admiraba a Napoleón, hasta que se le ocurrió aquella PAPARRUCHA de autoproclamarse Emperador. No fue una FRUSLERÍA cualquiera, no: fue una declaración de intenciones. Al muy cretino me lo encuentro paseando por los jardines de la Inmortalidad. Lo ignoro, porque ahora tengo la ocasión de oír, por la RADIO, cualquiera de mis Composiciones. Con la ayuda de un Sonotone, claro.
Me quedé observándola desde el quicio de la puerta. Susurraba algo y al acercarme se percató de mi presencia. Se retiró los auriculares rosa y su imagen volvió a la de antaño. A sus casi noventa años y recién operada era la compañera más longeva del grupo.
-¿Qué susurrabas?
-Una nueva palabra: sororidad. Dicen que es la ayuda entre las mujeres.
Creí que su dislexia tardíamente diagnosticada hacía acto de presencia y la corregí con vanidad de nueva generación.
– Querrás decir “solidaridad”.
– No hija, esa es otra. Entre paparrucha y fruslería, lee mejor y escucha más la radio.
Eran fuertes y una generación de luchadoras.
Cansadas de verse relegadas solo a tareas domésticas, sin ser reconocidas, tuvieron el coraje necesario para crear en el pueblo una asociación solo de mujeres, reivindicando el espíritu de sororidad y solidaridad de género.
Algunos lo tildaban de paparrucha carente de futuro. Discutían jugando la partida en el teleclub que aquello era otra fruslería de la Manuela.
Crecieron, se organizaron, incluso sus propuestas llegaron a la radio.
No pedían grandes titulares, tampoco cosas imposibles, solo visibilizarse, no ser maltratadas por violencia machista.
Hoy siguen trabajando pacientemente, con ganas, por la igualdad.
EL ARTE ME SALVÓ LA VIDA
Marta era locutora de arte.
Un día recibió una carta de una oyente que vivía una situación de violencia machista.
Su programa le daba fuerzas para seguir soñando.
El arte le hacía sentir que había mujeres que compartían su dignidad, canalizaba sur sororidad.
Marta le animó a que buscara solidaridad y pensara que una vida de dolor es una paparrucha.
Meses más tarde recibió una invitación a una exposición de pintura.
Era un retrato suyo frente a un micrófono.
“Permíteme compartir esta fruslería con la mujer que salvó mi vida con su radio”.
Causa justa
El grupo feminista votó a favor de Valentina para defender la no expulsión de la ciudadana siria llegada a las costas a punto de parir. Tenía una oportunidad en la emisora local, y sentada frente al micro, se dispuso a lanzar su mensaje: Sororidad hermanas. Esta es una situación que exige solidaridad, comprensión, empatía. No podemos tolerar que conviertan semejante hecho en paparrucha o fruslería, ni en una historia manipulada y sesgada. Sería un error…
Valentina había elevado el tono tan vehemente que parecía enfadada. Pero no. Estaba orgullosa de haber sido elegida para presentar en la radio semejante reivindicación.
La alumna
La profesora hablaba de sororidad explicando que se trata de una particular solidaridad entre mujeres. Los alumnos y alumnas escuchaban atentos, aunque para Dani se tratase de una paparrucha, una fruslería a punto de desarticularse:
−Así sucederá cuando cuaje la extrema derecha –afirmó tajante.
Entonces Valeria levantó la mano y le contradijo:
−El empoderamiento femenino es un hecho irrefutable, de un radio de acción extraordinario. Nada detendrá nuestro recorrido. Nada impedirá la lucha por la igualdad, ni socavará nuestras ansias de libertad…
Todos se levantaron y aplaudieron, incluso la profesora. Dani se sintió avergonzado y sólo…
Delante del espejo me pongo pintalabios rojo. La excitación por la manifestación y aquella palabra aprendida en la víspera, en la última reunión para los preparativos para la gran marcha no me habían dejado dormir. ¡Sororidad! Había dicho Carmen. Me extraña porque siempre utilizo Solidaridad, y no es lo mismo. Bien pensado es la primera la que define a perfección nuestra causa. ¿Acto cancelado? ¡Sí hombre!, la paparrucha del día. Cambio de emisora. Cojo mi pancarta. En la puerta de la calle me quito el sostén, una nunca sabe cómo querrá manifestarse. Doy un portazo sin apagar la radio.
Querida Encarna, ¿no es la sororidad solidaridad entre las mujeres? ¿Cómo puede existir en una sociedad donde la envidia, la competitividad y el egoísmo son bandera de nuestros actos?
¡Paparrucha! ríe mi marido, ¡bobadas! No discutamos por tal fruslería, contesta cuando menciono el valor de la mujer. Soy anciana, pero deseo, antes de morir, vernos unidas.
Querida oyente, la persona que valora la vida y cultiva su alma es capaz de amar. La sociedad adolece de amor al prójimo, pero seres como tú conseguirán cambiar el mundo.
La radio se apagó cuando el alma de la periodista besó su frente.